Los radioescuchas de la época lo recuerdan. Era una tonada la canción característica de "Esta es la fiesta chilena", programa que emitía la Radio Corporación en los años '50, en una época donde la música huasa ocupaba un lugar protagónico en el gusto popular. "Ranchito de totora" se llamaba, con letra y música de Eduardo Torres y con un estribillo acerca de una flor que nace en la cordillera juntito a la enredadera, tal como parece volver a germinar ahora desde la historia para escucharse en este disco de Las Morenitas.
Pocas como ellas son tan apropiadas para motivar estos y otros recuerdos valiosos sobre la música y además sobre el alcance de esa música en las audiencias de esas épocas. La historia propia y la de parte de la canción chilena de su tiempo corren paralelas en la trayectoria de este conjunto de cantoras, inspiradas en la tradición campesina, iniciadas en Santiago en 1954 y por completo activas hoy tres esas seis décadas, las mismas que conmemoran con 60 años de canto y tradición y su repertorio generoso como evidencia.
Veinte composiciones se escuchan aquí como antología natural de la historia del grupo, y hay mayorías claras en ese universo. Diecinueve de las veinte están compuestas en tonos mayores, con la única excepción de "Canta y no llores, corazón", una canción tradicional que, junto al vals "Tus ojos me han dado vida" son los momentos más pausados del disco, y que además es la única que responde a esa denominación genérica de "canción". Entre las demás, seis son cuecas y el predominio está en esas doce tonadas con que Las Morenitas, cantoras de rodeo por definición, dejan claro cuál es el ritmo más popular en esas fiestas.
Guitarras, arpa, acordeón ocasional y tormento son los timbres principales de este repertorio, junto a las cuatro voces de Las Morenitas. Y en una mayoría de canciones esas voces se escuchan juntas a coro, las dos primeras de la fundadora Chabelita Fuentes y a Fani Flores, las dos segundas las de Laura Yentzen, también fundadora, y Mily Ramírez. En casos como la citada "Ranchito de totora" o en la "Apología de la cueca", de Luis Bahamonde, es posible apreciar también las voces solistas y sus contrastes. Y el repertorio es la riqueza adicional del disco, entre trece composiciones del folclor y páginas de autores y compositores tan relevantes como el citado Luis Bahamonde, Margot Loyola con Cristina Miranda ("El engreído") o la prolífica Clara Solovera a dos bandas en "Tu nombre quiero olvidar" y "Quiéreme o déjame". 60 años de canto y tradición es una considerable antología personal de la tonada chilena, además de una parte valiosa en el legado de un conjunto histórico y vivo.