Aunque siempre se le ha asociado a Alice Cooper por su concepto extravagante del rock como un espectáculo que provoca a la audiencia, una de las grandes influencias de Marilyn Manson es David Bowie. Sus cambios, musicales y físicos, tienen mucho más que ver con el "Duque Blanco" que con Cooper. De ahí que el nuevo trabajo del "Reverendo", The pale emperor, su noveno disco de estudio y el primero editado bajo su propio sello, Hell, etc., tenga esa impronta mucho más "bowieana", partiendo por el hecho de que Manson busca en el blues una vuelta de tuerca necesaria para un artista que se jacta de ir siempre contra la corriente, buscando nuevas aristas para mantenerse provocativo, aún cuando el blues, la piedra angular de toda la música estadounidense, sea quizás lo menos innovador que haya podido elegir Manson para dar pie a su propia evolución.
A diferencia de Born villain (2012), álbum del que se dijo –y con justa razón– que era el regreso al Manson más visceral desde sus épocas de gloria, en The pale emperor busca volver a ser un artista provocativo, acomodando los clásicos doce compases al estilo que Manson quiera. Sin embrago, este ejercicio, que queda bastante claro en el inicio del disco con "Killing strangers", no es ni tan nuevo ni tan provocador. Antes, Manson ya lo había hecho y con resultados extraordinarios y, aunque ahora suene como lugar común, en particular con su época del álbum Mechanical animals (1998), lo cierto es que sigue teniendo esa impronta que sólo Manson sabe darle a sus temas. De la misma forma se presenta "Deep six", otro tema vuelve a las raíces del "Reverendo".
No obstante, estos dos cortes no representan el giro propuesto en The pale emperor. Para comprender la naturaleza de este álbum, hay que remitirse a canciones como "Third day of a seven day binge", "The Mephistopheles of Los Angeles" o "The devil beneath my feet". En estos surcos, Manson se lanza de lleno a esta nueva versión suya, más rockera que industrial, más cercana a su predecesor, el "Duque Blanco", que al "Reverendo", aún cuando lance algunas diatribas que recuerden al personaje de antaño, como la frase 'no necesito a un hijo de puta que me mire en menos' que sale en "The devil beneath my feet". Un cliché, casi un remedo, del personaje que en los años 90 sí hacía sentido a palabras como las mencionadas.
Como en su trabajo anterior, Marilyn Manson logra éxito en la mezcla de elementos. Esta suerte de re-lectura blusera, que si uno escarba en su discografía tampoco es tan nueva, funciona de maravillas en temas como "Birds of hell awaiting", esos en los que los riffs de las guitarras son más arrastrados y el dramatismo de Manson literalmente domina al tema, mientras que en otros sólo da para un cumplido, como en "The devil beneath my feet". Y está el Marilyn Manson de siempre, sobre todo en la primera parte de este CD. Estas tres caras de un artista que siempre busca sorprender, en ocasiones se vuelven algo cansadoras en The pale emperor y quizás ése sea el único punto bajo de su disco más completo en años, desde Holly Wood (in the shadow of the valley) a mi juicio. No obstante, las ganas de mostrarse renovado chocan con esfuerzos algo desmedidos y terminan por agotar. Aún con esto, Marilyn Manson sigue demostrando que está a la altura de su nombre, algo que pocos imaginaban en esta primera década del siglo XXI.