El hito de inicio oficial en la carrera de Alberto Plaza es el Festival de Viña del Mar de 1985, cuando el cantautor obtuvo el tercer lugar gracias a ese tema con colores de himno llamado "Que cante la vida". Luego, piezas como "Cuándo vendrás" o "Yo te seguiré" lo consolidarían como un nombre anclado en la canción íntima, hasta que en su salida al mundo el músico decidió ampliar la mirada. Fue así como en la última década sorprendió con creaciones como "Pa'lante" o "Remedio pa'l corazón", entre otras de tonalidades mucho más cercanas al Caribe que a la Cordillera de los Andes.
Pero al cumplirse 30 años desde ese primer paso por Viña del Mar, Plaza tiene ganas de volver al origen. "Yo soy de una vertiente de la trova", afirma el cantautor, reiterando que entre sus mayores referentes están hombres como Silvio Rodríguez y Pablo Milanés. "Después, saliendo a otros países, tuve ganas de enriquecer mi trabajo, y aportar nuevos colores, nuevas texturas, ya que estaba viviendo en esos entornos. Pero luego de todos estos años, recuerdo que soy un trovador. Puede que haga una salsa, pero yo no soy eso, soy un trovador, y la gente lo sabe, y lo que más valora de mí es esa esencia".
Fue así como nació la idea de volver a grabar la mayor parte de sus grandes éxitos de la forma más natural y despojada posible, "sólo con instrumentos nobles", avisa, sin espacio para la electricidad ni la electrónica. De eso se tratará el disco doble con que celebrará sus 30 años de trayectoria y que editará en las próximas semanas, pero de eso se tratará también el Alberto Plaza que se verá de ahora en adelante. "Ése es el camino que he recorrido. En el camino me confundí, y hoy he recuperado la claridad", sentencia. El trovador volvió, y para quedarse.
La decisión cuajó a propósito del ánimo revisionista que emerge en aniversarios redondos como el que Plaza festeja. "He hecho una revisión muy profunda de estos 30 años, qué he hecho, qué ha sido de mí, qué he logrado, qué sueños he cumplido, cuáles están pendientes... Y parte de lo que esa reflexión involucra es hacer el gesto real de poner en el universo físico esta reflexión. De ahí viene este trabajo de hacer un recopilatorio con canciones que han sido número uno en distintos países, más dos nuevas".
-¿Y era necesario regrabar, no bastaba con compilar?
-Regrabar tiene el sentido de traer las canciones al tiempo presente. Es como cuando ves fotos de hace 20 años y estás vestido distinto, con otro pelo... A las canciones les pasa lo mismo, entonces traerlas y vestirlas con las telas de hoy para mí era necesario, y tenía que ser en mi país, porque aquí empecé esta historia. Tiene un profundo sentido de vuelta al origen, a la esencia, y por eso lo hice en este código de cantautor. Es música hecha con la nobleza de la guitarra, el piano de cola, las percusiones, el bajo y la voz. El código original.
-¿Y ese código lo aplicaste también a tus canciones más rítmicas?
-Sí, y quedaron súper entretenidas. Porque una buena canción debe ser capaz de pararse sola con la guitarra. Distingues una buena canción porque la escuchas sola con guitarra y cautiva. Hay canciones que no son capaces de pararse solas con un piano o una guitarra. Y esas canciones que tienen una base más Caribe también son expresables en esta reducción a lo básico. Quedaron muy entretenidas.
El presente y el futuro
"No me arrepiento de lo que he hecho, por respeto a mis decisiones de ese momento", dice Alberto Plaza, aludiendo a esa "confusión en el camino" que lo apartó del código más cantautoral. "Lo importante en este momento es que he recuperado mi esencia, que en algún minuto se tiñó de otras influencias, que no son malas, sino que me apartan un poco de lo que yo soy. Además que esas mismas influencias significaron para otra gente algo muy lindo. Por ejemplo, la canción 'Remedio pa'l corazón', que es una canción de corte Caribe profundo, hecha con músicos de allá, no la hubiera hecho estando en Chile. Pero la hice, y en Ecuador fue la canción que acompañó a la selección camino al Mundial. Imagínate, no puedo renegar de eso, me siento feliz. De hecho la incluí en este disco", agrega.
Porque el criterio de selección para el disco que en estos días Plaza termina de grabar también es numérico: Son 28 canciones con las que llegó al primer lugar de los rankings en diversas plazas, más dos nuevas ("Las cuatro estaciones" y "Sigues"), que también están "muy en la línea y la esencia del trovador". En total, 30 piezas, como los años de circo que celebra.
Sin embargo, eso se verá recién a partir de abril, cuando el artista edite el disco y regrese a un gran concierto de celebración, teñido de los colores que hoy busca resaltar. Mientras, en estos días se presenta en diversos lugares de Chile, aún con la guitarra eléctrica y los teclados infiltrados en su banda. "Puede ser una transición, donde estoy anticipando lo que viene", dice sobre los shows que arrancaron el martes en Viña del Mar, y que siguen el viernes en Maipú, el sábado 14 de febrero en el Casino Monticello, domingo 15 en Los Vilos y viernes 20 en el Casino Enjoy de Rinconada.
-Si ahora te estás reencontrando con el Alberto trovador, y reafirmas ante ti mismo que ésa es tu esencia, ¿quiere decir que tu trabajo de los próximos años también seguirá esa línea?
-Definitivamente. Eso es lo que yo soy y eso es lo que quiero reforzar de ahora en adelante. Hay algunos discos míos, sobre todo Música y versos de amor, que es tal vez el de mi época más oscura, más triste, y que si tú lo pones te vas a preguntar "¿quién es Alberto Plaza? ¿Qué hace? ¿Cómo escucho este disco, a qué volumen? ¿Lo pongo fuerte o despacio?". Tú escuchas un disco de Juan Luis Guerra y sabes exactamente de qué se trata. Mis discos más coherentes son el primero (Que cante la vida, de 1985), Bandido (1996) y tal vez Polvo de estrellas (1998), que siendo de baladas es muy coherentre de principio a fin. Creo que ése es el camino correcto. Y sabes que también lo hago por volver a la zona en la que me siento mejor y puedo comunicar mejor a la gente.