Homenaje a Gustavo Cerati marcó la cuarta noche del Festival
VIÑA DEL MAR.- No hay una estadística disponible al respecto, pero si hubiera que rankear a los artistas extranjeros por el número de ocasiones que visitan Chile, seguro que Pedro Aznar estaría peleando los primeros lugares. El argentino suele venir no una, sino más veces al año, y en cada una de ellas se embarca en un circuito de presentaciones que llega mucho más allá de Santiago.
Ello puede redundar en una sensación de espectáculo conocido de cara a una nueva visita, pero también en algo que sobrepasa con creces a aquello: La relación estrecha que el músico mantiene con la audiencia local, que lo recibe cada vez como a uno de los suyos.
Ese factor estuvo presente también esta noche en su debut oficial en el Festival de Viña del Mar, a doce años de que pasara sólo como integrante del jurado folclórico sin derecho a presentación propia, lo que sólo soslayó en parte como invitado en dos canciones de Charly García.
La manida figura de la deuda puede ser usada ahora entonces, aunque en rigor quien la tenía era el Festival con el artista, falta que se reparó esta noche con gaviotas de Plata y Oro para una presentación anclada en las piezas más infalibles de su extenso repertorio.
Se trató de un extracto de su show "A la carta", que en Chile había mostrado en noviembre, y que de por sí es una selección de lo más popular de su catálogo, hecha por sus propios seguidores a través de internet.
Así, pasaron piezas como la más reciente "Quebrado", los clásicos de Tango 4 "Mientes" (con extenso solo de bajo incluido) y "Tu amor", y algunos covers que en su lectura también se han transformado en parte fundamental de su cancionero: "Ya no hay forma de pedir perdón" (Elton John), "Como la cigarra" (María Elena Walsh) y "A primera vista" (Chico César).
Todos ejecutados con el virtuosismo que caracteriza a Aznar como instrumentista, y con un enfoque que va del folclor a la música progresiva. Y ambos elementos, incluso, se mezclan en la versión que resultó más significativa para la audiencia: La de "Deja la vida volar", con la imagen de Víctor Jara en pantalla.
El aplauso tras la presentación fue respetuoso y generoso, lo que para un curso como el seguido por Aznar en Chile, más de alguien podrá tomar como el timbre definitivo a un romance imperecedero. Pero a veces Viña no es tan importante como creemos. En ocasiones, más bien, los regalos llegan traídos de afuera, como hoy hizo el argentino al demostrar que la excelencia es algo que también puede (y debe) tener cabida en este escenario.