''El lago de los cisnes'' cuenta la historia de Sigfrido, un joven príncipe que se enamora de una princesa convertida en cisne.
FilmCIUDAD DE MÉXICO.- Un lago real rodeado de árboles centenarios y bajo un cielo estrellado es el escenario en el que se presenta en Ciudad de México cada año, desde hace casi cuatro décadas, un clásico del ballet: "El lago de los cisnes".
La magnificencia del parque más emblemático de Ciudad de México, el Bosque de Chapultepec, genera un aire mágico cuando los bailarines de la Compañía Nacional de Danza, enfundadas en sus trajes, salen a interpretar la obra del compositor ruso Piotr Chaikovski, basada en la coreografía de Lev Ivanov y Marius Petipa.
"Actuar en la inmensidad de este bosque que tiene árboles centenarios, mientras se ve la luna, las estrellas y se siente la presencia del agua es absolutamente alucinante. El ambiente es de cuento de hadas, es mágico, hechizante", dijo a dpa Tihui Gutiérrez, una de las maestras de la compañía, que durante 22 años interpretó el ballet.
Los boletos para las primeras funciones se agotaron pronto. Se trata de un clásico en la programación cultural de la capital mexicana que permite acercar el ballet a un público que habitualmente no acude a este tipo de espectáculos.
"Hay mucha gente que se siente intimidada por ir a ver ballet al Palacio de Bellas Artes. Por ello, 'El lago de los cisnes' es un vehículo ideal para captar público que en otras circunstancias no se animaría a ir a un teatro", explica Gutiérrez.
"Es un espectáculo bastante popular, asequible de precio, que además dura una hora y diez minutos. Para alguien que nunca ha visto ballet es excelente como introducción", explica.
La escenografía natural que aporta el parque permite al público adentrarse en el mundo que Chaikovski creó para "El lago de los cisnes" a finales del siglo XIX. Una obra clásica en la que la música y la danza se confabulan para contar una historia universal, cargada de romanticismo.
Los más de 70 bailarines que forman el elenco de esta obra actúan sobre una isla situada en el lago, que hace que las elegantes coreografías que interpretan queden reflejadas en el agua.
Se genera así una imagen cargada de fuerza y belleza que ha seducido a cientos de miles de mexicanos desde que en 1977 la Compañía Nacional de Danza la representase por primera vez en este marco inigualable.
"Las sensaciones que genera este escenario son maravillosas pero, al mismo tiempo, es un gran reto para cualquier bailarín porque te enfrentas a muchas adversidades como el frío, los mosquitos, el aire o el piso que a veces tiene hojas", dice la bailarina principal del ballet, Blanca Ríos.
"El cuerpo nunca llega a calentarse completamente, por lo que no perder la concentración ante todo esto es un gran desafío", añade.
Dirigida por Laura Morelos, "El lago de los cisnes" cuenta la historia de Sigfrido, un joven príncipe que se enamora de una princesa convertida en cisne.
Se trata de una historia romántica, en este caso con final feliz, que la Compañía Nacional de Danza lleva al público cargada de espectacularidad al incluir esta temporada un majestuoso castillo de 16 metros de alto, una pantalla de agua de casi 100 metros cuadrados y 5.000 luces LED que recorren el extenso escenario.
Arte en plena naturaleza, a precios accesibles (entre 11 y 15 dólares), es la propuesta. Desde hace cinco años se ha mantenido el precio de las entradas para tratar de llegar al gran público y convertir en aun más universal, si cabe, un ballet que lleva más de dos siglos sobre los escenarios de todo el mundo.