Es al final de un recorrido por Buenos Aires, Montevideo, La Plata y Córdoba que Susana Baca llegará a cantar a Santiago de Chile en unos días, el sábado 14 de marzo. Será un reencuentro entre el público local y la experimentada cantante limeña, exponente principal de la música afroperuana.
A sus setenta años, ganadora de dos premios Grammy Latino y con más de una docena de discos en su catálogo, varios de ellos con el sello disquero neoyorquino Luaka Bop que dirige el músico David Byrne, Susana Baca viene además luego de su experiencia como ministra de cultura del actual gobierno del Presidente Ollanta Humala, cargo que ocupó en 2011.
La cantante actuará en Santiago en compañía de un cuarteto, con Manuel Mañuco Sánchez (piano), Ernesto Hermosa (guitarra), Oscar Guaranga (bajo) y Hugo Bravo (percusión), "el veterano del grupo", como define ella por teléfono desde Lima, "porque con él vengo trabajando ya como veinticinco años".
"Es para mí una gira soñada", dice. "No voy a Chile hace bastante tiempo, entonces tenemos que hacer un recuento de las canciones que más me gustan de cada disco. Va a estar de todas manera la poesía, la música popular afroperuana, los motivos de la América y un homenaje a Violeta (Parra), desde el alma. Son tan bonitos sus temas, tan fuertes. Yo canto varios, pero estoy buscando".
Perú en África (y una conexión chilena)
Una conexión adicional reciente con nuestro país trae Susana Baca, por medio de María Cecilia Toledo, mezzosoprano y gestora cultural chilena que dirige en Nigeria el Abuja Metropolitan Music Society, Amemuso. El mismo nombre recibe el coro formado al alero de esa organización, elenco que Susana Baca conoció mientras era ministra.
-Nos pasó una circunstancia muy bella. María Cecilia Toledo me fue a buscar al ministerio, porque quería traer el coro al Perú. Pero bueno, el presupuesto de cultura (sonríe)… ya, mejor no toquemos ese tema porque es muy triste. Fue imposible traerlos, pero ella vino a mi casa en Lima con el director del coro, y nosotros fuimos a Nigeria. Cantamos con el coro y a ellos les encantó la música afroperuana.
-¿Para usted fue una aproximación nueva a la música afroperuana que conoce desde chica?
-Fue maravilloso. Hay una interpretación del "Toro mata" (canción tradicional afroperuana) que hicimos juntos. Son sesenta personas cantando, hay un coro de niños más pequeño que le dicen Amemusito, y es una cosa tan conmovedora. El diario vivir está lleno de dificultades y ellos llegan a los ensayos y entregan su alma. Bailan mucho y cantan en español además: en el primer ensayo que tuvimos empezó "Toro mata" y se me caían las lágrimas hasta los zapatos. Era tan emocionante, esa música del Perú ahí, bellísimo.
-¿Va a ser con el coro el próximo disco suyo?
-Es un disco ya: lo grabamos en 2013. Tendría que haber salido en 2014, pero ay, las cosas son así. Mejor que salga la gira bien ahora en 2015. Y tenemos que volver a Nigeria.
-Ya que lo mencionó, ¿cómo evalúa su experiencia como ministra de cultura?
-Fue un momento muy bello, de un entusiasmo que no había visto. Recuerdo el primer consejo de ministros, todos tenían planes maravillosos, pero todo por hacer. Después te encuentras con las trabas, las burocracias, cómo te saltas eso, cómo hacer para llegar a los objetivos, al objetivo principal que es la inclusión, que es sentarse de igual a igual a dialogar.
-¿Alguna vez habló de eso con Gilberto Gil o Rubén Blades, que igual que usted fueron ministros ligados a la cultura en sus países?
-Claro, Gilberto es un músico ciudadano y con el mismo Rubén hemos estado en Panamá y él me decía "yo dije que tenían que darle a usted el presupuesto que corresponde". Eso es muy importante, es lo que han hecho en otros lugares, en Italia, en Francia: han invertido en su cultura.
África en el Perú, o Susana Baca en terreno
Otro trabajo reciente de Susana Baca, en coautoría con Ricardo Pereyra, Francisco Basili y el fotógrafo Giancarlo Aponte, es "El amargo camino de la caña dulce. Lo africano en el Perú" (2014), un libro lanzado en octubre último, que es una continuación del volumen "Del fuego y del agua" (1992), resultado de su exploración en las diversas comunidades de afrodescendientes de su país.
"Nos tomó unos buenos años", cuenta. "Habíamos hecho el libro anterior hace más de veinte años, y nos preguntamos que habrá pasado con esas comunidades. ¿Qué ha pasado con los negros? ¿Se han blanqueado, se ha perdido el color, la música, o sigue todo? Tomamos una camioneta y nos fuimos a todo el norte y todo el sur. De Lima hasta Tumbes, de Lima hasta Tacna".
-Yo acababa de dejar el ministerio, entonces llegar a esos lugares era para recibir todas la quejas de la gente: "No vienen por acá, no esto, no lo otro". Encontramos testimonios, fotografiamos a las personas en su medio, con sus ocurrencias: una de ellas es un letrero dentro de una iglesia que dice "En la iglesia el único que habla es Dios. Apague el celular", muy gracioso. Recorrimos el centro también, porque en Lima hay mucho de qué hablar sobre la presencia de lo africano. Hay un interés por saber más lo que somos y qué hacemos los negros acá. Y hay también una prospectiva de hacia dónde va el movimiento negro. Es una raíz muy fuerte que no va a desaparecer.
-En Chile hay una comunidad creciente de ciudadanos peruanos. ¿Cree que esa prospectiva es un destino común con ellos también?
-Es parte del mismo movimiento. La gente a veces no tiene espacios en su propio lugar entonces busca un espacio. Yo me encuentro todo el tiempo, ahora sobre todo, en conciertos, con peruanos y con latinoamericanos en todos lados. Y siempre hay una canción que cantar para cualquiera de ellos.
-¿Con qué se encontraron en esta segunda expedición para hacer el libro nuevo? ¿Habían cambiado esas comunidades que conocieron hace veinte años?
-Encontramos que el color se había aclarado, en niños y jóvenes. Venían los abuelos muy negros, muy negros, y los hijos y los nietos un poco más claritos. También hay mezclas de negros con gente de la sierra, con amazónicos, mezclas de blanco y negro mulato, de cholo y negro zambo, no sé cómo se llamarían. Hay una foto de una niña con los rasgos afros pero achinada, ¿no? Y por supuesto eso deriva en la música. Por eso la cumbia tiene tanta llegada, la cumbia como ritmo le dice mucho a un amazónico.
-Ese libro incluye un disco también. ¿Quiere decir que la podemos escuchar cantando cumbia ahí?
-No, no, no. Ese disco es una recopilación. La única canción nueva que canto es la que está al comienzo, "Qué amarga la caña dulce", que es un lamento. Pero después todo son recopilaciones de mis propias grabaciones, en un recorrido desde el norte hasta el sur.
Con Calle 13: "Esos jóvenes me escuchaban desde niños"
Esas grabaciones de Susana Baca se inician en la segunda mitad de los años '80, y ganaron una frontera nueva cuando en 1995 su trabajo llamó la atención del músico estadounidense David Byrne, iniciador de la banda new wave Talking Heads en los años '70, quien la invitó a ser parte del catálogo de su sello de músicas regionales del mundo, Luaka Bop.
Caracterizada por canciones como "María landó" (1995), desde entonces la cantante entonces ha publicado álbumes como el doble Mama (2010) y, entre los lanzados por Luaka Bop, Susana Baca (1997), Eco de sombras (2000), Espíritu vivo (2002), Travesías (2006), Seis poemas (2009), EP sobre versos de la popular autora peruana Chabuca Granda, a quien conoció cuando era estudiante universitaria en Lima, y el más reciente Afrodiáspora (2011).
"Es una celebración de la presencia africana en América", escribe Susana Baca en la notas de ese álbum, entre referencias a sonidos que la rodearon desde niña como la música cubana, las canciones mexicanas, el tango y los boleros además del vals peruano de autores y compositores como Felipe Pinglo.
Es una discografía a la que se suman colaboraciones con gente como la cantante brasileña Virginia Rodrigues, el puertorriqueño Chucho Avellanet (con quien grabó una versión de "Gracias a la vida", de Violeta Parra) y Calle 13. Con el célebre dúo puertorriqueño de René Pérez y Eduardo Cabra la cantante compartió las voces de "Latinoamérica" en el álbum Entren los que quieran (2010), como recuerda ahora con afecto.
-Yo digo que estoy cosechando lo que sembré. Porque esos jóvenes escucharon mi música, por ejemplo. Los dos, René y Eduardo, sus padres tenían mis discos, o casetes serían en esa época, entonces ellos escuchaban de niños esto. Y ahora cuando me pidieron cantar con él en un disco fue muy lindo, y además encontrarme con los jóvenes es maravilloso. En mi casa no falta nunca un joven que llega con sus cosas, sus sueños y sus locuras, y nosotros les decimos "sí, claro, hay que hacerlo".