Slash se presentó en Santiago acompañado por Myles Kennedy y The Conspirators.
Cristián Soto L., El MercurioSANTIAGO.- Hace cinco años era impensado que Saul Hudson, el verdadero nombre de Slash, tuviese un renacer artístico como el que vive en la actualidad. Esto porque las decisiones del guitarrista siempre fueron más riesgosas de los necesarias y junto con piezas de rock de alto octanaje, también mezcló colaboraciones de cuestionable valor.
Eso, no obstante, es un capítulo cerrado. Y es que la dupla que forma junto al vocalista Myles Kennedy ha hecho que Slash vuelva a su mejor forma, la que quedó en la historia del rock junto a Guns N' Roses.
La obertura de la tercera presentación del guitarrista en nuestro país estuvo a cargo de Ángelo Pierattini y su banda. Una decisión acertada, ya que el nacional enfocó su repertorio al lado más rockero de su discografía, aunque siempre respetando la raíz blues que nutre a la misma.
"Ojos de cristal azul", "El desierto" y "Chile me dispara", con una ácida crítica a la clase política a propósito de los casos Penta y Caval, se mezclaron con homenajes a Hendrix y Black Sabbath, en una media hora de presentación que confirmó a Pierattini como uno de los nombres más potentes en la escen rockera criolla.
Al instante que Slash salió al escenario del céntrico teatro capitalino, se notó que las tres mil personas que acudieron a la cita esperaban el momento en que la clásica Gibson Les Paul soltara sus primeras notas para, haciendo una apología al título del más reciente disco del músico, pusiera al Caupolicán en llamas.
Gran parte de esta reacción es obra de Myles Kennedy, vocalista de la banda que lo acompaña, The Conspirators. Además de ser un prodigio que dota a temas propios y ajenos con su estampa, domina como pocos el escenario, manejando los tiempos y al público.
Desde el inicio, con "You're a lie", fue posible apreciar como ambas figuras se complementan a partir de sus roles. Incluso, en ocasiones estos se mezclan y pareciese que es Kennedy la estrella y Slash, el invitado.
Y si bien se revisó la discografía del guitarrista en solitario, también hubo espacio para temas de la ex banda de Slash que, gracias a Kennedy, adquieren una vitalidad renovada, lo que influye directamente en la performance del guitarrista.
Hubo momentos para enmarcar, en especial cuando sonaron las canciones de Guns N' Roses. Sin embargo, el público también se hizo partícipe de las composiciones de Slash, como en "Wicked stone", "Ghost" y "World on fire". Estos temas, que bien podrían ser considerados menores en comparación con los de Guns N' Roses, adquieren una dimensión distinta en el escenario gracias a la performance de Kennedy.
Aún así, claramente la Gibson de Slash era la llamada a ser protagonista y hubo solos de alto vuelo, como en la mencionada "Wicked Stone" y en "Anastasia", tema en el que el guitarrista recurrió a una Gibson de doble mango. Aunque quizás el mejor solo de la velada fue cuando Slash y sus compañeros sorprendieron con una versión actualizada de "Rocket queen", uno de los varios temas de Guns N' Roses que aparecieron en la noche, como "You're crazy", que cantó el bajista Todd Kerns y que recordó la raíz punk que alguna vez mostró el ex grupo de Slash.
Curiosamente, el mejor momento de la extensa velada -prácticamente dos horas sin apenas descanso- llegó en el cierre, con canciones como "Sweet child o' mine", la ya mencionada "World of fire" y el espectacular final con "Paradise city", en el que las más de tres mil personas que llegaron al Caupolicán cantaron a todo pulmón el clásico "take me down to the Paradise city/where the grass is green/and the girls are pretty". De esa forma, la presentación de Slash junto a Myles Kennedy y The Conspirators llegó a su final, confirmando que el guitarrista está viviendo una nueva etapa en la que, por lo que se vio en el escenario del teatro, sólo hay espacio para el disfrute.