ROMA.- Con una exposición dedicada al fascinante encanto por Oriente en la pintura del célebre genio francés Henri Matisse, Roma rinde homenaje a uno de los artistas más emblemáticos del gusto por "el otro".
"Matisse fue una persona que viajó mucho, quería captar la luz y a través de esa luz abrió espacios a la pintura moderna", comentó Ester Coen, curadora de la exposición.
Bajo el lema "Matisse, Arabesque", la muestra alojará en las imponentes Escuderías del Quirinale más de 100 obras de uno de los padres del arte moderno, exponente del fauvismo, conocido por el magnífico uso del color y del dibujo.
La fascinación por Oriente de Matisse (1869-1954), sus sugestiones, colores y formas son palpables a través también de objetos antiguos, refinados tapetes orientales, sugestivas máscaras africanas, elaborados kimonos de seda, telas, tapices y cerámicas de Marruecos, Turquía, Siria, Irán, Corea, Japón, provenientes de importantes museos como el Louvre y el Quai Branly de París, los cuales completan el recorrido.
"La revelación me llegó de Oriente", confesó el artista en 1947 al crítico de arte Gaston Diehl.
La exposición cuenta con varias obras maestras, procedentes de colecciones públicas y privadas de todo el mundo como el sugestivo "Rincón del taller", prestado por el Pushkin de Moscú además del "Retrato de Yvonne Landsberg" de 1914 propiedad del museo de arte de Filadelfia, inspirado al primitivismo ruso, con sus colores sombríos.