SANTIAGO.- Habíamos dicho que la dosis de rock había llegado a Lollapalooza en el atardecer, de la mano de The Smashing Pumpkins. Sin embargo, la porción del género se agrandó dos turnos más tarde, cuando Jack White salió a cerrar la primera jornada de la edición 2015 del festival.
Y mejoró también esa porción. Porque la apuesta de White y su banda es viajar hasta las raíces y núcleos del género, en un paseo que también tiene espacio para el blues y otras corrientes fundacionales de su catálogo.
El norteamericano lo demostró desde pasadas las 21:30 horas en el VTR Stage, donde desplegó un repertorio que incluyó piezas de sus discos en solitario Blunderbuss y Lazaretto, incluido el difundido single que da nombre a ese último disco, "Three women" y "Would you fight for my love?", entre otras.
Piezas de su ex banda, como "My doorbell" y el universal sencillo "Seven nation army" en el cierre, también formaron parte de la presentación que partieron viendo cerca de diez mil personas al pie del cañón (es decir, sin contar a los miles que observan a lo lejos), pero que finalizó con cerca de la mitad de esa cifra.
¿La razón? El legítimo ánimo de vitrineo y juerga con que buena parte de los asistentes llega a este evento, y que llevó a miles a descartar esta propuesta de mayor altura en beneficio de ese bocado rápido llamado Nicky Romero.
A la misma hora que White, el DJ holandés se presentaba en el d-Box VTR Stage (nombre que hoy recibe la Arena), y de un inicio encendido saltó en poco tiempo al colapso, gracias a una multitud que repletó el recinto hasta obligar a decretar su cierre. Las filas, de todos modos, se mantuvieron en las afueras, mientras en el interior cerca de 14 mil personas se entregaban a la electrónica masiva del músico.
Aunque si de electrónica se trata, el plato fuerte había sido servido entre 20:00 y 21:30 horas, por parte de Skrillex. El también DJ norteamericano animó a una audiencia multitudinaria con su mezcla agresiva e incesante, y que en vivo se transforma simplemente en una marea de estímulos orientados a la catarsis, gracias a la vocación de maestro de ceremonias de Sonny Moore y al torrente de rayos láser que coronan la puesta en escena.
Menos aspavientos, en tanto, requirió la cantante y rapera chilena Ana Tijoux, quien cerró el Acer Windows 8 Stage refinando aun más los pasos que venía dando desde hace un tiempo, y que la han llevado a avanzar desde su hip hop de origen hasta el funk y el soul.
Con esos colores se tiñeron temas como "Las cosas por su nombre" (junto a un quinteto de bronces) y "Sacar la voz", este último dedicado a Jorge González, el músico que debía estar a esa hora en ese lugar, pero que debió cancelar su paso por el evento debido a un accidente cerebral del que hoy se recupera.
"Quiero dedicar esta canción a Jorge González. Si hoy no estuviera aquí tocando, estaría en el público escuchándolo, porque puta que lo admiro", dijo la artista, quien además defendió al ex Prisioneros de comentarios leídos en redes sociales, y cuestionó a la organización por la ubicación de los grupos en el programa y la eventual segregación de los nombres locales. "Es muy triste para un festival cuando se separa a los músicos nacionales de los internacionales", aseveró.