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Sobreviviente de ataque con gas sarín a metro de Tokio estrenará documental

Atsushi Sakahara lanzará la película el próximo año. Será una "roadmovie" en la que investigará el trasfondo ideológico de los responsables del atentado.

16 de Marzo de 2015 | 14:19 | DPA

TOKIO.- Cuando están por cumplirse 20 años del ataque de la secta Aum Shrinkyo con gas sarín en el metro de Tokio, un sobreviviente rodará un documental con el que pretende profundizar sobre las causas de aquel suceso.


"Esta sociedad nunca se ha preguntado por las causas que movieron a la gente a unirse a Aum, en qué contexto social ocurrió", dice el cineasta Atsushi Sakahara.


Miembros de la secta Aum Shrinkyo (que significa algo así como "Verdad Suprema") ejecutaron el ataque en 1995, provocando la muerte a 13 personas y heridas a más de 6.000.


Sakahara iba de camino al trabajo cuando se dio cuenta de repente que de bolsas de plástico envueltas en papel de periódico se filtraba un líquido. "Sentí que algo no iba bien", recuerda. Poco después se dio cuenta de que había respirado el gas.


Las imágenes de gente escupiendo espuma por la boca ante la entrada del metro en el barrio del gobierno de Kasumigaseki dieron la vuelta al mundo.


Se espera que la cinta "Ichimai no Shashin" llegue a los cines en 2016. Será una especie de roadmovie en la que el sobreviviente investigará sobre las bases de la secta junto a Hiroshi Araki, un antiguo dirigente de Aleph, grupo que sucedió a la secta Aum, explicó Sakahara.


20 años después del suceso, los autores materiales del ataque nunca fueron atrapados. El fundador y gurú de la secta, Shoko Asahara, fue condenado a muerte junto a otras nueve personas, que aún esperan su ejecución. Otras cuatro fueron condenados a cadena perpetua.


Para la sociedad japonesa el caso parece estar cerrado, pero no ocurre así para las víctimas del ataque, muchos de los cuales siguen sufrienco problemas físicos, psíquicos y financieros.


Y es que ellos se sintieron abandonados por la sociedad. Muchos callaron por miedo a ser estigmatizados, explica Sakahara. "Nadie me escuchó, a nadie le importaba", algo que de alguna manera los convirtió en víctimas por segunda vez.

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