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Subasta de objetos de la actriz Lauren Bacall alterna preciadas obras y vulgares baratijas

Desde piezas de Moore, Goya, Miró y Picasso, hasta espejos y menaje adquiridos por unos cuantos dólares, incluye el remate que se efectuará a fines de este mes, y que grafica el carácter de coleccionista compulsiva de la fallecida estrella de Hollywood.

25 de Marzo de 2015 | 09:01 | EFE / Emol
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La subasta da cuenta de que la satisfacción personal con el objeto era el único criterio utilizado por Bacall como coleccionista.

AFP

NUEVA YORK.- Además de lucir un puñado de clásicos del cine, dos maridos ganadores del Oscar y 70 años de carrera, la afamada actriz Lauren Bacall coleccionó en su abarrotado departamento de Nueva York un sinfín de objetos, desde preciadas obras de arte hasta las más vulgares baratijas, todas piezas que ahora irán en busca de un nuevo dueño, tras haber sido puestas en subasta.

La aguda mirada de "la Flaca" no sólo logró cautivar a los espectadores en filmes como "Key Long" o "The Big Sleep", sino que también le sirvió para desenvolverse en el mundo del coleccionismo de arte, aunque —como cantaba otro de los hombres de su vida, Frank Sinatra— "a su manera".

"Estos objetos son propiedad de una coleccionista que resultó ser una celebridad, no una subasta de una celebridad", explicó el vicepresidente de Bonhams en Nueva York, Jon King.

La casa de subastas espera obtener en sus sesiones del 31 de marzo y 1 de abril un total de 3 millones de dólares, cifra que no resulta tan alta considerando la infinidad de objetos, 740 en total, que se venderán al mejor postor.

Pero eso es precisamente lo extraordinario de esta venta. "A Lauren Bacall no le importaba si los objetos costaban diez dólares o cien mil. Si le gustaban, los coleccionaba", añade King. Y, efectivamente, piezas del escultor Henry Moore, dibujos de Francisco de Goya, y obras de Miró o Picasso, conviven con cerámicas decorativas de tomates y pimientos, jarrones con forma de mazorcas de maíz, o cuadros y cojines con bordados alusivos a su gran pasión, las mascotas.

Y entre ellos, una estatua en bronce de su primer marido, Humphrey Bogart, así como un trofeo que ganó en un campeonato de póker. También algunos vestidos de Armani o Yves Saint Laurent, una lámpara con recortes de noticias sobre su obra "Cactus Flower", o una silla de rodaje con su nombre y otra con el de su perrita, Sophie.

¿La razón? En vida Bacall cedió todos los objetos referentes a su trayectoria profesional, entre ellos dos premios Tony y un National Book Award por su biografía, a la Universidad de Boston.

Su labor como coleccionista había empezado alrededor de los años 40, cuando fue descubierta por Hollywood y, en su primera película, "To Have and Have Not" enamoró a Bogart y vivieron juntos en Los Angeles.

"Entonces estuvo bajo el ala de importantes coleccionistas de arte moderno, precolombino y escultura contemporánea. Poco a poco fue desarrollando una sensibilidad estética y un estilo propios", afirma King.

Poco después de enviudar del protagonista de "Casablanca", Bacall tuvo la astucia de comprar por menos de medio millón de dólares un departamento en el edificio Dakota de Nueva York, un inmueble tan lujoso como maldito —allí se rodó "El bebé de Rosemary" y fue asesinado John Lennon— en el que residió hasta su muerte, el 12 de agosto del año pasado, a los 89 años.

Ese departamento de ocho habitaciones, que hoy se ofrece por 26 millones de dólares, se convirtió en un lugar con gran afluencia de personalidades del arte y la cultura, por lo que, por ejemplo, ahora se puede adquirir un piano Mason & Hamlin que fue tocado por Leonard Bernstein.

Pero también acabó siendo un templo de culto al "horror vacui", por todas las piezas de todo tipo que Bacall acumuló en vida y que ahora llenan varias salas de la sede de Bonhams en Nueva York, aunque también hay objetos de su segunda residencia en Amagansett, en Long Island.

Un completo juego de maletas de Louis Vuitton, unos baúles de sus primeros años como estrella de la Warner y una amplia colección de joyería también forman parte de esta atípica colección, en la que el primer objeto adquirido fue un espejo.

Pero la subasta cuenta con un gran impulso en la amistad que al actriz forjó con el escultor Henry Moore, al que conoció en 1975 en la Brook Street Gallery de Londres. De él llegó a tener doce esculturas (una de las cuales es la pieza con mayor valor estimado de la subasta) y alrededor de 60 dibujos.

En la otra cara de la moneda, el despliegue de objetos personales bastante aleatorios de Bacall hace de esta subasta una oportunidad insólita para hacerse, por un precio más que accesible, con el menaje del hogar, algún taburete o cuadro menor, de una de las más grandes estrellas de Hollywood de todos los tiempos.

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