MADRID.- El Premio Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa alertó del peligro "para la cultura de la libertad" que implicaría la desaparición de los libros y de los periódicos físicos, aunque dijo que confía en que esto no llegue a ocurrir.
Vargas Llosa hizo estas afirmaciones durante la conversación que mantuvo con Antonio Caño, director del diario "El País", en el marco del Foro Internacional del Español bajo el título "El periodismo y el lenguaje".
"No creo que los libros desaparezcan, pero sí que se reduzca tanto el público lector que los libros sean algo absolutamente marginal. Si ese proceso no se detiene el resultado será trágico", afirmó y se mostró temeroso con que "la cultura de las pantallas" sea cada vez más la cultura de entretenimiento "lo que impediría el desarrollo del espíritu crítico".
Para el escritor, si la sociedad del futuro va a reemplazar las grandes novelas por series de televisión "el resultado puede ser un mundo en el que desaparezca la libertad. Puede venir un retroceso hacia la barbarie, un mundo sin libertad manipulado por los poderes", dijo.
Por ello, es importante defender los libros y la cultura de la palabra escrita "que produce mejores ciudadanos, con más sensibilidad, más imaginación y, sobre todo, mayor espíritu crítico".
Vargas Llosa recordó que su primer trabajo como periodista fue a los 15 años durante unas vacaciones de verano. "Andaba con vocación literaria viendo qué carrera alimenticia podía seguir y pensé que el periodismo podía ser", afirmó.
Esta experiencia, añadió, "fue fascinante" para su trabajo de escritor posterior. "Desde entonces he hecho periodismo hasta el día de hoy", una actividad que desarrolla en paralelo con la de escritor. "Es una fuente magnífica y fundamental de experiencias", agregó.
Durante el encuentro, el Premio Nobel consideró "muy interesante"" la relación entre periodismo y literatura, aunque el lenguaje que se utiliza en ambas actividades tenga "una diferencia muy grande". En el periodismo hay que buscar un lenguaje "que comunique y lleve al lector a aquellos lugares que tú quieres transmitir".
En la literatura, por el contrario, "es el lenguaje el que crea la historia, más que la experiencia vivida. Se trata de dos maneras muy distintas de utilizar el lenguaje, que en el periodismo es un medio y en la literatura además de un medio es un fin en sí mismo".
Periodismo y literatura son contrarios y, aunque hay "periodistas y periodistas", consideró que es una "combinación difícil hacer del lenguaje algo funcional y a la vez tener estilo".
En otras épocas "periodismo y literatura se confundían", y los grandes escritores eran grandes periodistas, como Azorín y otros de su generación, así como Ortega y Gasset "con más del 80% de su obra escrita para periódicos".
Eso ha cambiado mucho, llegándose a veces a ese periodismo que se ha convertido en fuente de entretenimiento y que ha dado origen al periodismo amarillo "que incurre en una distorsión de la realidad con el objetivo de ser más escandaloso". Para él, uno de los peligros más grandes del periodismo es que es capaz de sacrificar la verdad para ser más llamativo.
Vargas Llosa no dudó en considerar que el lenguaje que se utiliza en el periodismo se ha vulgarizado, "y ya no hay palabras que no se puedan utilizar. Se ha cargado de verdad y de vulgaridad".
Las redes sociales han contribuido a ello y aunque no está en contra "de ese periodismo de tabletas", cree que la abundancia de información ha hecho que se pierda la jerarquización que establece lo que es importante.
Además, "la vulgarización y la falta de objetividad es tal que la revolución audiovisual te permite una manipulación de la información que antes parecía imposible". Por otra parte, las redes sociales han contribuido a la homogeneización del idioma "y el español se ha consolidado muchísimo".
Otro peligro es la limitación de caracteres en las redes sociales "que afecta al lenguaje y a la información misma que puede verse tergiversada, banalizada y deformada".
Para el escritor la gran pregunta es "¿cómo podemos cuidar el lenguaje? Algo fundamental es no encasillarlo en partes rígidas, ya que "una de las cosas maravillosas que tiene nuestro idioma es que está en permanente creatividad, que se renueva y enriquece. Creo que cuantas menos trabas haya mejor", comentó.
Ante las críticas a la forma de hablar de algunos políticos, el Premio Nobel dijo que "quizá no sea bueno para la democracia despreciar sistemáticamente a los políticos, ya que tenemos el riesgo que los sustituyan otros personajes como los que han sembrado de sangre la historia".
El Premio Nobel de Literatura adelantó que un posible título para la novela en la que trabaja actualmente es "Cinco esquinas".