EFE
NUEVA YORK.- La figura de bronce "El hombre que señala" podría ser subastada este lunes en Nueva York por 130 millones de dólares. Su creador, Alberto Giacometti, está considerado por algunos como el escultor más destacado del siglo XX, aunque la probable cifra récord no lo exime de la polémica.
Ya el primer crítico que analizó la obra de Giacometti opinó que aquel artista desconocido era capaz de crear "auténticos fetiches". Puede mostrar "las formas objetivas de nuestros anhelos, de nuestros deseos", escribió Michel Leiris a finales de los años 20. Ante la astronómica cifra que se espera recaudar en Nueva York, récord absoluto para una escultura, el crítico no parece haberse equivocado.
¿Por qué causan fascinación las figuras alargadas del escultor suizo? Los expertos creen que hay muchos motivos, pero que la mayoría están relacionados con nuestros sentimientos a la hora de observarlas. Con sus delgados brazos y piernas y sus rostros apenas reconocibles, ponen al ser humano en una nueva relación con el espacio: el observador se siente identificado porque, como todos los demás, se mueve en el inmenso mundo sin saber hacia dónde.
Además, Giacometti siempre estaba cuestionándose, como hacen muchas personas. "Siempre tenía dudas", cita el periódico "Die Zeit" al escultor Thomas Schütte. "Eso es lo que conforma su obra, hasta hoy", un artista "siempre a la búsqueda de algo y luchando consigo mismo".
Otros en cambio no entienden el culto a Giacometti, como el crítico Hanno Rauterberg, para quien su trabajo nunca fue revolucionario sino más bien decorativo e ideal "para los vestíbulos de los bancos y las salas de estar de los coleccionistas millonarios".
La admiración por Giacometti, nacido en 1901 en Borgonovo, Suiza, y muerto en 1966 en Coira, va sin embargo más allá de las subastas: habitualmente se muestran exposiciones de sus obras en muchas partes del mundo. Y en el billete de 100 francos suizos aparece su foto y en el reverso una de sus figuras, "El hombre que camina", protagonista también de una de las subastas más caras de la historia en 2010.
El considerado como su "estilo maduro" comienza a desarrollarse a partir de 1940, cuando el escultor deja atrás su etapa surrealista y surgen los trabajos que lo harán un precursor del arte moderno. Aquí se enmarcan sus esculturas de tamaño natural pero ultra delgadas como "El hombre que señala", que podría abrir un nuevo capítulo de la fascinación por Giacometti.
