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Denuncian total desamparo de paciente con mal de "Creutzfeldt-Jakob"

Las hijas de Sonia Rodríguez, quien sufre la enfermedad desde hace tres meses, afirmaron que desde que se le diagnosticó el mal, no han recibido ayuda de ningún médico. Aseguraron, además, que su madre contrajo la enfermedad en Chile, al comer carne contaminada con el denominado mal de la "vaca loca".

23 de Febrero de 2001 | 15:46 | Francisca Prieto, emol.com
SANTIAGO.- Las hijas de Sonia Rodríguez (52 años), quien desde hace tres meses sufre la enfermedad de "Creutzfeldt-Jakob", variante humana del mal de la "vaca loca", denunciaron hoy que su madre se encuentra en un total desamparo, ya que ningún médico o recinto asistencial quiere recibirla como paciente.

"Estamos solas. Claro que hemos buscado mucha información, estamos muy informadas de qué se trata la enfermedad, pero nadie nos ha ayudado. Incluso, pagando en forma particular, nadie viene a verla", afirmó Virginia, la hija menor de Sonia.

El mal de Creutzfeldt-Jakob es una enfermedad degenerativa que afecta gravemente el sistema nervioso y que en su variante animal tiene de cabeza a los países europeos.

Sin embargo, la enfermedad no sólo puede ser contagiada por el consumo de carne de vacuno contaminada, sino que, en el caso de los seres humanos, el mal puede transmitirse de generación en generación, es decir, es hereditario.

En el caso de Sonia Rodríguez aún no está claro cómo se produjo el contagio, ya que la única forma de confirmarlo es realizando un estudio de su tejido cerebral una vez que ella muera. No obstante, sus hijas aseguran que lo que le provocó la enfermedad es el consumo de carne de vacuno o de algún derivado de estos animales.

"La probabilidad más cercana es que se haya contagiado con un producto contaminado, porque en la familia de mi mamá no hay nadie que haya tenido esta enfermedad. Hemos consultado a los familiares más antiguos y no hay nadie cercano que haya muerto de alguna enfermedad neurológica", explicó su hija Virginia.

Consultado sobre esta posibilidad, el neurólogo Jorge Barahona explicó que en la práctica hay tres variantes del mal de Creutzfeldt-Jakob. En primer lugar, está el Creutzfeldt-Jakob "tradicional" que es muy parecido a la variante humana del mal de la "vaca loca", pero se diferencia de ésta en el hecho de que su período de incubación es de 20 años o más, es decir, afecta a personas de más de 50 años de edad.

En segundo lugar, está la posibilidad de contagio congénito, y por último el Creutzfeldt-Jakob que se está dando actualmente en Europa y cuyos síntomas aparecen dos o tres años después de haber consumido el producto contaminado. Por esto, la posibilidad de que afecte a personas más jóvenes es muy alta.

De esta manera, el especialista consideró que lo más probable es que Sonia Rodríguez esté afectada por la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob "tradicional", que efectivamente existe en Chile, pero cuya incidencia es muy baja.

Evolución de la enfermedad

Hasta noviembre del año pasado, Sonia Rodríguez era una persona totalmente normal. Pesaba cerca de 98 kilos y sus hijas afirman que ni siquiera los resfríos la afectaban. Sin embargo, a mediados de ese mes, la mujer comenzó a sufrir fuertes dolores de cabeza, se tornó agresiva, perdió su equilibrio y su capacidad para mantenerse en pie. Además perdió el control sobre su cuerpo y comenzó a quedar ciega.

Según Virginia, "fue todo tan rápido que un día mi mamá a las seis de la tarde caminaba y al día siguiente a las ocho de la mañana ya no se paraba".

En estas condiciones, sus dos hijas visitaron cerca de 12 doctores, que no supieron diagnosticar exactamente qué enfermedad sufría su madre. Finalmente les ordenaron realizarle un electroencefalograma en el Hospital Clínico de la Universidad Católica, el cual arrojó que había un 80% de posibilidades de que se tratara del mal de Creutzfeldt-Jakob.

El 20% restante debía confirmarlo una punción lumbar, la cual se realizó en el Hospital de Carabineros (Dipreca). El procedimiento confirmó en un 100% que la enfermedad que sufría Sonia era la de Creutzfeldt-Jakob y así se le diagnosticó.

Virginia explicó que en esa ocasión se les dijo que la esperanza de vida de su madre era de unos seis meses, siempre y cuando estuviera con los mejores cuidados. "Debíamos tener una verdadera UTI en la casa", acotó.

Sin embargo, los gastos son muchos y les impiden contar, por ejemplo, con una cama clínica que les permita tener a su madre con la comodidad que requiere.

"Mi mamá se va a morir, eso es lo que tenemos más claro. No sabemos qué va a pasar mañana, pero lo que tenemos muy claro es que se va a morir. Pero no es la idea dejarla estar ahí", enfatizó su hija.

Por esta razón, más que un llamado a las autoridades de salud, lo que a las hijas de Sonia les interesa es que un especialista visite a su madre. "Aquí está con los mejores tratos, pero no es lo mismo a que la vea un médico. No sabemos en qué evolución de la enfermedad está, no sabemos si a ella le duele algo o no, ni siquiera sabemos si ve o no ve. Ahora está con una infección urinaria enorme y no tenemos quién nos dé una receta para comprarle los remedios", finalizó Virginia.
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