PALABRAS FINALES
Siendo éste mi último discurso de cuenta como Presidente de esta Corte, mis palabras finales deseo dirigirlas a nuestros jueces y funcionarios judiciales en general, a fin de exhortarlos para que dediquen siempre el máximo celo y esfuerzo en el ejercicio de sus funciones, y para que, en toda circunstancia, dignifiquen la noble y delicada misión que el Estado les ha confiado.
Habiéndome correspondido desempeñar, en el curso del año pasado, una ardua labor y abordar delicadas y variadas tareas en el ejercicio de mi cargo, deseo destacar, que esta labor me fue posible cumplirla, en buena medida, en razón de haber contado en forma permanente con el estímulo y cooperación de mis colegas Ministros de esta Corte, por lo que les expreso mi especial reconocimiento.
Deseo resaltar, también, la entrega y dedicación que el cuerpo de Relatores de esta Corte ha puesto en el desempeño de sus delicadas funciones; y estimo justo personificar este reconocimiento en la señora Relatora del Tribunal Pleno, doña Gloria Chevesich Ruíz.
Expreso mi reconocimiento al personal de la Presidencia de este Tribunal que en forma regular, leal y eficiente, sin restricción de tiempo ni horario, me asistió y cooperó en el curso del año pasado.
Personifico este reconocimiento, de manera especial, en el secretario de la Presidencia, don Guillermo Henríquez Oliva y en mi Oficial Auxiliar, señor Eduardo Vásquez González.
Extiendo, por último, mi reconocimiento al Edecán, Teniente Coronel de Carabineros, don Jorge Alvarez Arancibia por la leal y eficiente asistencia que me ha brindado en las funciones que le ha correspondido desarrollar.
Con lo expuesto en esta cuenta, doy por legalmente inaugurado el año judicial 2001.
He dicho
Hernán Alvarez García
Presidente
Santiago, 1 de marzo de 2001.
