SANTIAGO.- El intendente metropolitano, Sergio Galilea, propuso hoy la creación de una comisión científica de alto nivel, con la colaboración de expertos extranjeros, que se dediquen a la evaluación del impacto del conjunto de las medidas de descontaminación de Santiago que están siendo aplicadas en la capital.
Dijo que el propósito de la iniciativa es disponer durante el segundo semestre de un estudio que entregue a la ciudadanía garantías de transparencia y seriedad sobre la eficacia de las medidas adoptadas por el Gobierno.
La propuesta, según precisa el intendente, responde a las críticas recibidas por diversos sectores de la derecha y el empresariado respecto de algunas medidas adoptadas para disminuir la contaminación ambiental de la capital, como por ejemplo acabar con el plomo de la gasolina de 93 octanos-.
Ante la consulta de porqué se realizaría otro estudio si en el país existe la Comisión Nacional del Medio Ambiente que evalúa la polución ambiental de Santiago, la intendencia respondió que se debe a "una cuestión de fe", puesto que los críticos, entre ellos la derecha y organismos empresariales, le creen más a entes privados.
El departamento de relaciones públicas aclaró además que la nueva comisión es sólo una idea y que de llevarse a cabo no sería contratada por el gobierno, sino que por organismos particulares.
La comisión fue propuesta por Galilea durante el desarrollo de la sesión ordinaria de la mesa de trabajo del "Acuerdo Por un Aire Limpio", instancia de diálogo entre el Ejecutivo y la sociedad civil creada por el Presidente Ricardo Lagos y que integran representantes de colegios profesionales, empresarios y organizaciones, que se manifestaron positivamente respecto de la iniciativa.
En la ocasión, el intendente realizó precisiones y respondió observaciones de algunos sectores respecto de los efectos secundarios de anular el plomo de las gasolinas de 93 octanos y la promoción del diesel ciudad, combustibles que serán comercializados a partir de abril.
Gasolina sin plomo
Galilea explicó que la adaptación progresiva del parque vehicular ha disminuido paulatinamente las concentraciones de plomo en el aire capitalino hasta llegar a 0,1 y 0,2 microgramos por litro.
Sin embargo, todavía los vehículos sin convertidor catalítico expulsan al aire 123 toneladas de plomo al año, elemento que afecta particularmente la salud de los lactantes y fetos, efecto perjudicial que los combustibles sin plomo y con menos azufre pretenden revertir.
Puntualizó que los aditivos que fueron eliminando la concentración de plomo en las gasolinas usadas en el país "son plenamente conocidos y se ha tomado la medida con información científica más que suficiente".