SANTIAGO.- Al realizar en compañía del arzobispo de Santiago Francisco Javier Errázuriz la tradicional misa de Navidad en la Catedral de Santiago, el monseñor y Jorge Medina Estévez anunció este martes que presentó su renuncia ante el Papa Juan Pablo II del alto cargo que desempeñaba en El Vaticano.
El purpurado, quien en 1998 fue nombrado por Juan Pablo II a cargo de la prefectura de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, dijo este martes que, en virtud del límite de edad que pone la Iglesia Católica para esos cargos (75), tuvo que presentar su renuncia ante el Santo Padre.
En la ocasión, Medina -quien arribó el viernes pasado al paí- también reiteró sus polémicos planteamientos respecto de su oposición a que se legisle a favor del divorcio y la píldora del día después.
El cardenal fue enfático en señalar que una ley de Divorcio está en contra del "bien común" de la nación, afirmando que toda persona que tenga una responsabilidad pública debe anteponer el bienestar de la familia a intereses personales o de grupos.
Respecto de la píldora del día después, y a los miles de abortos que se producen en Chile cada año, dijo que "es necesaria la educación en los jóvenes, ya que la sexualidad no es un pasatiempo", y que los planes pedagógicos que tratan el tema no se refieren al matrimonio, sino que se reducen sólo a evitar el embarazo.
"Esto le enseña a las personas y a los jóvenes a prescindir y de la castidad. Hoy día estamos en un ambiente que promueve el erotismo desenfrenado", subrayo el prelado.
En tanto, y en la eucaristía que realizó este martes en la Catedral metropolitana junto a Francisco Javier Errázuriz, Medina llamó a construir la paz, en Chile y en el mundo.
El cardenal Medina se refirió en la liturgia a los conflictos bélicos que en la actualidad aquejan al mundo, y a las diferencias y rencillas que existen en el país, señalando que "la verdadera paz no puede construirse y relucir entre los hombres sin un corazón donde no exista Dios".
Monseñor Medina, dijo también que para que exista paz es imprescindible la verdad y la justicia, y esta última -agregó- "debe ir acompañada del perdón de corazón".
Añadió que en el mundo entero se están viviendo difíciles momentos, ya que según su parecer "el mundo no quiere reconocerle a Dios el lugar que le corresponde".
