SANTIAGO.- De acuerdo a un estudio realizado por Unicef el año 2000 con alumnos de octavo básico de seis regiones del país y de todos los grupos socioeconómicos, mas del 70 por ciento de los niños y niñas habían sufrido algún tipo de violencia por parte de sus progenitores y el 25,4 por ciento declaró haber recibido violencia grave.
Asimismo, un estudio sobre abuso sexual, realizado en 1997 en todo el país por el Sename, reveló que más del 74 por ciento de estos abusos son cometidos en contra de menores de 18 años.
La mayor parte de este grupo son niñas (83,7 por ciento). Debido al ocultamiento en que se dan el maltrato y el abuso, se sabe que por cada caso de abuso sexual denunciado, existen seis no denunciados, lo que expresa la gran magnitud del problema.
El maltrato infantil es cualquier acción que produce o puede producir daño en un niño, niña o adolescente, que amenaza y altera su desarrollo normal y que es directamente atribuible a una persona que se encuentra en una posición de poder respecto a la victima.
Puede manifestarse en forma pasiva (omitir los cuidados o la protección) o activa (agresión directa). La violencia hacia los niños/as es una de las más graves transgresiones a los derechos de los niños/as, por las consecuencias inmediatas, a mediano y a largo plazo que tiene para ellos/as.
Se trata de un problema que supera las clases sociales y que no tiene una causa única, ya que se relaciona con un conjunto de fenómenos culturales, económicos, políticos, sociales y psicológicos.
Asimismo, el agresor puede ser un miembro de la familia, de la comunidad o de una institución.
En Chile el maltrato infantil se ha hecho visible por el aporte, entre otros, de los medios de comunicación. Un 45,6 por ciento de los niños y niñas que estaban en los centros del Sename y de su red privada en mayo de 2001, ingresaron por maltrato infantil, es decir, 26.409 de un total de 57.957.
Un 16,6 por ciento de ellos fue víctima de maltrato físico, un 3 por ciento, de violación, y un 6 por ciento, de abuso sexual. En los niños/as que han sido víctimas de maltrato frecuentemente existen ciertas señales. Aunque cada una por si sola no permita verificar la existencia de este, deberían ser consideradas como llamados de alerta para iniciar una investigación.
Estos indicadores se relacionan estrechamente con las consecuencias del abuso, a corto y a largo plazo.
-Indicadores físicos: lesiones físicas, generalmente múltiples, no esperadas para la edad y características del niño, niña y adolescente. En los casos mas graves el maltrato puede ocasionar la muerte del niño/a.
-Indicadores emocionales y conductuales: angustia, depresión, temor a determinadas personas o situaciones, alteraciones del sueño, del apetito o de la evacuación, baja autoestima, desconfianza básica, sentimiento de culpa, vergüenza, agresividad, retraimiento, aislamiento, erotización de la conducta y de las relaciones, dificultades en la relación con los adultos y con los pares, fugas del hogar e intentos de suicidio.
El maltrato afecta el desarrollo biológico, psicológico y social del niño, niña y adolescente. Sus consecuencias son distintas según el tipo, severidad y cronicidad del maltrato y la edad del niño/a, su relación con el maltratador y la existencia de personas que puedan ayudarlo.
El Servicio Nacional de Menores, según el portal electrónico del Gobierno, cuenta con proyectos especializados para atender a niños, niñas y adolescentes que hayan sufrido maltrato grave o abuso sexual a lo largo del país.
Estos disponen de psicólogos, trabajadores sociales, abogados, educadores y otros especialistas. Se trata de una experiencia única en Chile y en Latinoamérica y representa un esfuerzo concreto del Gobierno de enfrentar este problema de un modo eficiente.
La intervención busca fundamentalmente que los niños/as que han sufrido maltrato grave o abuso sexual puedan superar la experiencia traumática y sus consecuencias, contribuyendo a que se desarrollen normalmente. Por eso brindan una atención ambulatoria y priorizan el reforzamiento del vínculo con algún familiar protector.
La intervención dura un promedio de 18 meses por caso. El Sename asume además el patrocinio en las querellas criminales donde ha ocurrido abuso o maltrato constitutivo de delito, porque existe el compromiso del Estado de asumir la defensa de los niños, niñas y adolescentes que hayan sido gravemente vulnerados en sus derechos, de acuerdo a lo expresado en la Convención de los Derechos del Niño (artículos 19, 32, 33, 34).
A través de la interposición de querellas el Servicio representa el interés del niño/a y no la voluntad de adultos, que podrían estar involucrados en el maltrato. Esto asegura que se respeten los derechos del niño/a en el proceso penal y que la intervención continúe hasta el final del proceso judicial, independientemente de las voluntades personales.
Actualmente, el Sename es parte en 972 causas a nivel nacional. La acción penal se ejerce mediante la presentación de querellas, para lo cual la dirección nacional del servicio y sus direcciones regionales cuentan con abogados que asumen el patrocinio de las causas.