LA HABANA.- En su primera visita a Cuba, el alcalde de Santiago, Joaquín Lavín, visitó un busto del ex Presidente Salvador Allende, se reunió con su colega de La Habana y hasta compró una guayabera.
Lavín, quien arribó esta tarde a Cuba para una visita de cuatro días, espera ahora poder entrevistarse con el Presidente cubano, Fidel Castro, y conversar sobre versiones de un supuesto apoyo de la isla a insurgentes chilenos, fugados en 1996 desde la Cárcel de Alta Seguridad (CAS), y reaparecidos en el secuestro este año en Brasil del publicista Washington Olivetto.
No hay una cita fija para el encuentro entre Castro y Lavín. El alcalde también prevé reunirse el miércoles con el cardenal cubano, Jaime Ortega.
Aparte de su agenda oficial con sectores cubanos encargados de la atención médica en los barrios, Lavín dijo que aspiraba también conversar con las máximas autoridades de la isla sobre "temas que preocupan a Chile en este momento, y que tienen que ver con actividades desarrolladas por grupos terroristas chilenos en Brasil y eventuales conexiones".
"He venido a Cuba y a La Habana sin prejuicios ideológicos, sino a aprender", dijo Lavín a los periodistas en la llamada Casa de los Alcaldes, una sede oficial para encuentros con jefes de municipios de visita en la isla, y donde conversó con el alcalde capitalino, Conrado Martínez.
Tras su arribo al aeropuerto, Lavín se dirigió a la Casa de los Alcaldes, pero antes visitó brevemente un monumento frente a esa residencia: un busto al fallecido ex Presidente socialista chileno Salvador Allende. Posteriormente, el edil fue al centro capitalino, al Palacio de las Artesanías, donde compró una guayabera.
Lavín indicó que no venía a Cuba "a exigir información, ni a exigir compromiso" sobre el tema de los grupos insurgentes chilenos.
"Yo represento a un sector que políticamente ha estado muy alejado de lo que es el Gobierno cubano y más que venir a exigir nada, yo lo que quiero es poder tener la oportunidad de que ellos conozcan directamente nuestro pensamiento en forma franca y muy directa", dijo Lavín.
"Creo -agregó- que el mundo hoy día es muy distinto, ha cambiado mucho. Por eso digo que uno tiene que venir aquí (a Cuba) sin anteojeras o prejuicios ideológicos".
"Uno puede estar en desacuerdo con un sistema, o en desacuerdo con el comunismo, pero si hay cosas que son buenas como el sistema de medicina familiar (cubano) de barrios, y que puede servir a la gente de Santiago de Chile, yo lo voy a hacer", añadió.