SANTIAGO.- El trabajo infantil en Chile afecta ya a 120.000 niños de entre los cuatro y los doce años, muchos de ellos con jornadas de ocho horas por las que perciben menos de cien dólares al mes, según un estudio de UNICEF difundido hoy en Santiago.
El análisis, denominado "La perspectiva de los niños trabajadores", incluyó entrevistas con menores para indagar sobre sus motivaciones, el papel de la familia en el inicio laboral, la remuneración, el rendimiento escolar y sus sueños.
La encuesta estableció que los menores que trabajan en faenas agrícolas desarrollan jornadas laborales de ocho horas diarias de promedio, por las cuales obtienen unos 90 dólares mensuales.
Los niños que trabajan levantando pesadas cargas en los mercados pueden recibir unos siete dólares diarios en jornadas de siete horas y los que realizan labores domésticas en hogares particulares obtienen cerca de cinco dólares por dos horas de trabajo diario.
Los menores estiman que el trabajo los aleja de la delincuencia, de la "vagancia" y del consumo de drogas y la mayoría desestima los riesgos que los trabajos forzados conllevan a su salud.
Sin embargo, uno de ellos relató: "Los riñones no me dan más, tengo que hacer mucha fuerza. El otro día estuvimos cargando todo el día y amanecí con los riñones hinchados y no me pude levantar ese día".
Los menores que trabajan durante la noche tienen jornadas que se extienden hasta las cuatro de la madrugada y se exponen a muchos peligros, pero consideran como su principal riesgo ser detenidos por la policía.
"He estado detenida como doce o trece veces, pero nunca por robo o delincuencia, sino por prevención", relató una joven.
El cuestionario, aplicado entre noviembre y diciembre de 2001 a pequeños trabajadores de supermercados, ferias, faenas agrícolas o vendedores de la calle, mostró que los menores están a gusto con la autonomía que obtienen con sus ingresos y con el hecho de disponer de ellos a su antojo.
Los menores dicen que trabajan por decisión propia, sin presiones, pero reconocen la influencia de sus familias en su iniciación laboral y, en general, manifiestan que entregan la mitad de sus ingresos para colaborar con la economía familiar.
"Mi papá empezó a ir a la feria y yo lo empecé a acompañar, me gustaba ir y ahí empecé a fletar", es una de las respuestas de un niño trabajador.
"Un niño que trabaja para mejorar las condiciones de vida de su familia y abandona la escuela será un adulto poco calificado que mantendrá en el futuro su condición de pobreza", considera el informe de UNICEF.
En Chile el 23,2 por ciento de la población se encuentra por debajo de la línea de pobreza y existen cerca de 1.619.000 menores de 18 años pobres, de los cuales 428.000 son indigentes, según un estudio realizado por el Ministerio de Planificación Nacional en 1996.