SANTIAGO.- Por su contribución y dedicación en el campo arqueológico y prehistórico del país, el académico de la Universidad del Norte, Lautaro Núñez Ateo, recibió hoy el Premio Nacional de Historia 2002.
Así lo anunció hoy la ministra de Educación, Mariana Aylwin, quien presidió el jurado, el cual estuvo integrado además por el rector de la Universidad de Chile, Luis Riveros; el premio Nacional de Historia 2000, Mateo Martinic; el rector de la Universidad del Bío Bío, Hilario Hernández y el representante de la Academia Chilena de Historia, Horacio Aránguiz.
Lautaro Núñez nació en Iquique el 24 de enero de 1938 y tras un arduo trabajo académico, logró ganar el prestigio y confianza de la comunidad científica internacional.
El docente ha incursionado en la publicación de libros, revistas y artículos arqueológicos y de investigación científica, además de participar en una gran cantidad de seminarios y estudios, que lo han ubicado como uno de los arqueólogos más prestigiosos del país.
Actualmente se desempeña como docente en la Universidad del Norte y Director del Museo de San Pedro de Atacama. Para la ministra de Educación, Mariana Aylwin "la historia del norte chileno le debe a el su visibilidad", por ello "se esta premiando una trayectoria de calidad, de mérito y de excelencia".
Tras ser notificado de su designación el docente fue contactado telefónicamente por la secretaria de Estado, ocasión en que dio a conocer su satisfacción por el premio y lo gratificante del reconocimiento.
Al ser consultado respecto a su impresión por el reconocimiento, Núñez dijo sentir "algo muy especial", señalando que representa un premio a toda la sociedad arqueológica.
"Yo siempre me he sentido como un médium entre los indígenas prehistóricos enterrados y lo que este país aspira como cultura y como ciencia para hoy y el futuro. Un medio no puede ser premiado, un medio es alguien que esta traspasando la información y la voz de aquellos que están sepultados y si a ese medio había que premiarlo era un premio a aquella sociedad arqueológica antigua que ha domesticado este país por 14 mil años, más que a este arqueólogo que lo ha estudiado", sostuvo el docente.
Cabe consignar que el académico recibirá como premio el monto de 12 millones 687 mil 832 pesos por una sola vez y una pensión vitalicia equivalente a 20 UTM (573.320) a partir de enero del 2003, además de un diploma que lo acredita como el Premio Nacional de Historia 2002.