BOGOTA.- El presidente chileno Ricardo Lagos culminó su visita oficial de un día a Bogotá, señalando su respaldo y solidaridad a su homólogo Alvaro Uribe por la difícil situación que atraviesa Colombia y expresando su deseo que la crisis de Venezuela se resuelva por la vía constitucional.
Los dos mandatarios firmaron una declaración conjunta sobre temas bilaterales, en la cual se señala que Lagos "reiteró el compromiso del gobierno de Chile con los esfuerzos encaminados a superar la actual coyuntura colombiana y respaldó las gestiones realizadas por el gobierno de presidente Uribe en restablecer la paz, proteger la ciudadanía y su política de seguridad dentro de un marco de respeto de los derechos humanos".
Uribe señaló en una conferencia de prensa conjunta que los cultivos ilícitos han destruido 1,4 millones de hectáreas de selva tropical, y que está buscando ayuda de los países desarrollados para un plan de reforestación que estaría a cargo de 50.000 familias campesinas, en un programa para el cual se cuenta con la asistencia técnica de Chile.
Sobre este tema, Lagos señaló que se trata de "un tremendo desafío", no sólo por su carácter medioambiental sino porque busca igualmente la consolidación de las poblaciones indígenas en sus territorios.
Lagos señaló también que "América Latina necesita una Colombia en paz". "Queremos ser un actor en la solución de sus problemas", agregó.
Por su parte, Uribe señaló que ha pedido a Lagos que se convierta en un interlocutor ante los gobiernos de Estados Unidos y Europa "para que jueguen un rol más importante en el frente social y de seguridad" en Colombia.
Los dos presidentes se refirieron a la grave crisis que atraviesa Venezuela, donde la víspera murieron tres personas en una protesta dentro del paro general contra el presidente Hugo Chávez.
Lagos y Uribe señalaron en una declaración conjunta que "lamentan y condenan los hechos de violencia ocurridos en Caracas, en el día de ayer, que ocasionaron la pérdida de vidas".
Hicieron "un llamamiento a todos los sectores de la sociedad venezolana para que prevalezca la calma" y reafirmaron "la necesidad de que se logre una solución a la crisis política que atraviesa Venezuela, dentro de los cauces constitucionales y democráticos, a través del diálogo y la vía pacífica, con la urgencia que se demanda, para que no se produzca un agravamiento mayor de la situación actual".
Lagos señaló en la rueda de prensa que en la mañana de este sábado se había comunicado por teléfono con el secretario de la OEA, César Gaviria.
"En este momento está funcionando la Carta Democrática de la OEA. El secretario general, el ex presidente César Gaviria está en este momento en Caracas buscando la forma de sentar en una mesa a ambas partes, para evitar nuevos derramamientos de sangre y para que no haya una agudización de la situación social que se ha deteriorado en los últimos dos días".
"Por el momento lo que nos corresponde es apoyar las gestiones de la Organización de Estados Americanos y de su secretario general, de acuerdo a las instrucciones que ha recibido".
Uribe, indicó por su parte, que "un pueblo que ha sufrido tanto la violencia como el colombiano, lo único que desea es que un pueblo hermano como el de Venezuela resuelva sus diferencias sin violencia".
Antes de regresar a Santiago, hacia las 21H00 GMT del sábado, Lagos se reunió con el presidente del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), el obispo colombiano Jorge Jiménez y otros jerarcas católicos, así como los familiares de la secuestrada ex candidata presidencial colombiana Ingrid Betancourt, ante quienes expresó su rechazo a ese delito.
"Nos parece que 3.500 secuestros (cada año en Colombia) es una cifra a la que tenemos que decir basta. Pero cuando ese delito llega a instituciones como la Iglesia católica y al presidente del Consejo Episcopal Latinoamericano (Celam) nos parece inadmisible", dijo Lagos.
Se refería al secuestro, el pasado 11 de noviembre por la guerrilla de las FARC, de monseñor Jiménez y el sacerdote Desiderio Orjuela, quienes fueron rescatados sanos y salvos cuatro días después por los militares.
Mientras monseñor Jiménez permaneció secuestrado, la presidencia del Celam fue ejercida por el cardenal chileno y arzobispo de Santiago, monseñor Francisco Javier Errázuriz.