SANTIAGO.- Tras su marginación del Partido Por la Democracia y de la Concertación, el senador Nelson Ávila no descartó la posibilidad de presentarse como candidato presidencial independiente en las elecciones del 2005.
En una entrevista concedida a Chilevisión -esta madrugada- el parlamentario admitió que podría ir como candidato y sumar votos del oficialismo e incluso de la izquierda extraparlamentaria, como el Partido Comunista (PC), situación que complicaría aún más el panorama de la alianza de Gobierno, luego que ésta quedara en monoría en el Senado tras la salida de Ávila.
Al ser consultado por las razones de su alejamiento del oficialismo, Ávila insistió en que mantiene "los valores fundacionales de la Concertación" y que su lealtad es con la gente que lo eligió y no con los "grupos de poder".
Aunque el parlamentario negó que su accionar haya tenido como fin presentarse como fuerza alternativa e ir a las presidenciales de fines de 2005, aceptó entrar al "juego de imaginación" que le propuso el conductor y afirmó que sí se veía como aspirante al sillón presidencial, y que "podría dar la sorpresa" y sacar una votación "potente" y quedar segundo en una elección a tres bandas.
La eventual irrupción del senador, quien obtuvo una de las mayores votaciones del Congreso en las últimas parlamentarias, no es un asunto menor, ya que en las presidenciales de 1999-2000 Ricardo Lagos superó a su rival, Joaquín Lavín, sólo por algo más de dos puntos porcentuales, gracias a los sufragios del Partido Comunista.
Además, si Ávila presenta una candidatura se podría llevar una importante cantidad de votos de descontentos con la Concertación.
La marginación de Ávila se produjo en momentos en que la Concertación enfrenta su peor crisis en los doce años que lleva en el poder, a raíz de los casos de corrupción en que se han visto involucrados altos dirigentes y que han derivado en el desafuero de seis parlamentarios oficialistas.
Además del impacto político y la pérdida de credibilidad que se ha registrado, la Concertación mira con inquietud el futuro en la Cámara de Diputados ya que una eventual ratificación de los desafueros dejaría al oficialismo con 58 escaños, frente a 57 de la oposición.
Si el Gobierno pierde un escaño en el Senado y otros en la Cámara, le sería muy difícil cumplir los planes que se ha trazado para los próximos tres años que le quedan en el poder.
