Chile verá que "hay menos atención, menos prioridad de sacar adelante el acuerdo (TLC)"
WASHINGTON.- Pocos países latinoamericanos integran la coalición que apoya a Estados Unidos en su guerra contra Irak y algunos analistas opinan que eso afectará el ambiente de futuros tratos entre Washington y la región.
El Presidente George W. Bush, al anunciar el inicio de los ataques militares a Irak, dijo que 35 naciones formaban la coalición que respaldaba la campaña. Entre ellos sólo había cinco de 19 países latinoamericanos: El Salvador, Nicaragua, Honduras, Panamá y Colombia.
La decisión de México, Chile, Argentina, Brasil y Uruguay de no apoyar a Bush ha sido recibida con "preocupación" por el Departamento de Estado.
Pese a que Estados Unidos ha dicho que desea "continuar nuestra colaboración" con la región, dos analistas coincidieron en que se va a requerir de "grandes esfuerzos" de ambas partes para superar el daño.
"Va a ser difícil", dijo Richard Fox, analista en Nueva York de la corporación Fitch de clasificación de valores financieros internacionales. "Pero tampoco exageraría el escenario".
Para Michael Shifter, subdirector del Diálogo Inter-Americano, organización de análisis político en Washington, se va a ver más allá de una esperada frialdad política "un revés en el campo económico".
Debido a que Bush se concentrará en las medidas de seguridad, más intensamente todavía de lo que ha estado haciendo desde los atentados de septiembre del 2001, "las relaciones económicas van a volverse menos importantes de lo que ya son ahora", declaró.
Y el interés primario de América Latina con Estados Unidos está centrado en estos tiempos en el campo económico.
La crisis con Irak parece haber confirmado que las décadas en que la región se alineaba políticamente con Washington han quedado atrás.
La oposición inicial partió de México y Chile, como miembros temporales del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Su resistencia a una segunda resolución que diera a Estados Unidos base para su apremiante campaña militar, es considerada por los analistas como elemento crítico de la extendida tendencia regional por el respeto a las leyes e instituciones internacionales.
Pero, si bien todos los países compartieron la decepción de que la ONU no pudiera llegar a un consenso sobre la crisis, ninguno condenó la decisión de Estados Unidos de dar unilateralmente un ultimátum de 48 horas a Saddam Hussein para que deje el cargo y salga del país so pena de guerra.
Los países que lo apoyaron tienen sus propios intereses aparentes. Colombia, con un problema de violencia narcoterrorista desde hace décadas, es destino de la mayor ayuda económica y militar directa de Estados Unidos en la región. Nicaragua, Honduras y El Salvador negocian un acuerdo de libre comercio, junto con Guatemala y Costa Rica, que se mantuvieron al margen. Panamá es el punto de cruce interoceánico estratégico con una vía administrada por Estados Unidos hasta hace tres años.
TLC: "Habrá algo que ciertamente afectará el tono"
Shifter cree que cuando Estados Unidos vuelva a encontrarse con los países centroamericanos, como parte de las negociaciones comerciales, "habrá algo que ciertamente afectará el tono, la atmósfera" de la reunión.
Lo mismo pasará con Chile, que ya firmó un tratado de libre comercio con Estados Unidos y está a la espera de su aprobación por el Congreso de Washington.
Chile verá que "hay menos atención, menos prioridad de sacar adelante el acuerdo", tanto de parte de Bush como de los legisladores, dijo Shifter.
Fox comentó que aun cuando era de esperarse "muchos contactos tras bambalinas, a mí me sorprendería si Estados Unidos no llega a un acuerdo con Chile. El acuerdo es parte de los intereses estadounidenses".
Shifter coincidió. Dijo que si bien "la administración Bush no perdona fácilmente... ello no significaba tampoco que podamos esperar unas acciones drásticas, punitivas" contra Latinoamérica.
México, dice Shifter, "está un poquito más a salvo. Tiene una amplia agenda con Estados Unidos, que éste no puede darse el lujo de ignorarla".
"Adicionalmente, yo creo que Bush no estaría dispuesto a entrar en una política de mano dura con México porque tendría el efecto de un boomerang por sus implicaciones para las elecciones del 2004: Bush no querría herir susceptibilidades de los votantes méxico-estadounidenses".
En cuanto a las negociaciones para el Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA), un proyecto que debe estar negociado para enero del 2005, Fox dijo que no le preocupa mucho el curso que puedan tomar.
"Con guerra o sin guerra, las negociaciones van a ser difícil de todos modos", afirmó.
Algo que, sin embargo, le preocupa a Fox es la actitud que pueda asumir Estados Unidos en las finanzas.
Recordó que el año pasado, el Departamento del Tesoro fue un factor clave para que el Fondo Monetario Internacional le concediera a Brasil un crédito por 30.000 millones de dólares, el más alto de la historia institucional.
A Uruguay, el Tesoro le giró 1.000 millones de dólares en efectivo para evitar el colapso de su sistema bancario.
Y aun cuando a Argentina le dio dolores de cabeza en sus negociaciones con el FMI, Estados Unidos al final unió su voz a la de otras naciones ricas para que se llegara a un acuerdo.
"Lo que queda por verse es si Estados Unidos se seguirá mostrando así de comprensivo de los problemas financieros latinoamericanos", dijo Fox.
Shifter también tiene sus dudas al respecto. Dijo que las implicaciones económicas de esta guerra, incluida la reconstrucción de Irak, ’’costará muchísimo dinero, lo cual significa una situación económica mucho más ajustada de Estados Unidos para los próximos años.
"Eso va a dificultarlo todo, especialmente si se espera de Washington una gran energía para sacar adelante proyectos como los de libre comercio", dijo.