SANTIAGO.- La Iglesia Católica estima que los resultados del Censo Nacional de Población y Vivienda 2002 constituyen un aporte valioso para el logro de las grandes metas nacionales y en favor del bien común de los chilenos.
Las cifras censales, que fueron presentadas hoy por el Instituto Nacional de Estadísticas al Presidente de la República, revelan que más de dos tercios de la población chilena se reconocen como católicos.
Para la Iglesia resulta esperanzador que muchos compatriotas crean en Dios y pongan su Fe en Jesucristo, declaró hoy al portal IglesiaChile.org el Secretario General Adjunto y vocero de la Conferencia Episcopal, diácono Enrique Palet.
"Más de dos tercios se reconocen católicos y más del 85% como cristianos. Ésta es una buena noticia que las cifras del Censo nos regala en este particular momento, en que muchos nos intentan hacer creer que la sociedad chilena es una sociedad que le da la espalda a Dios. Los números de hoy son contundentes y satisfactorios en este sentido", sostuvo Palet.
Valoración del Censo
Reiteró el vocero Episcopal que la Iglesia valora el Censo como una herramienta de gran utilidad para el conocimiento de la realidad nacional y para la adopción de decisiones en pro del bien común del país. Recordó, asimismo, que esa convicción la hicieron presente los obispos, en su momento, cuando llamaron a la población a colaborar con el Censo, tanto en el desempeño de las tareas voluntarias de censistas como en el cumplimiento del deber cívico de entregar información completa y verdadera al ser censado.
Enrique Palet aclaró que la misión evangelizadora de la Iglesia no está sujeta a los movimientos de mayorías y minorías. Sostuvo, en este sentido, que la Iglesia Católica anuncia la Palabra de Jesucristo al mundo de hoy, independientemente de las coyunturas particulares, y enfatizó que “el anuncio del Evangelio no se cumple de mejor o peor forma por el sólo hecho de encontrarse la Iglesia en condiciones de mayoría o minoría”.
Afirmó, además, que el propósito principal de la acción pastoral es lograr que las personas conozcan a Jesucristo y su mensaje de Vida y Salvación, y éste no se reduce –puntualizó- a una mera concepción proselitista tendiente a que más personas conozcan el Evangelio, sino que "hay también preocupación por un componente cualitativo de alta significación, que busca profundizar el conocimiento de la Palabra del Señor, enriquecer la práctica sacramental y la vida comunitaria".
Para leer bien las cifras
El portavoz de la Conferencia Episcopal hizo notar que este Censo presenta dos características relevantes en relación con el de 1992 que obligan a mirar con mucho cuidado los datos.
Por una parte, en términos absolutos, hay un crecimiento del número de católicos, pero a una velocidad menor que el crecimiento de la población del país, lo que explica un porcentaje menor en esta oportunidad. "No es que hayan disminuido los católicos sino que aumentaron más lentamente, sobre todo en la primera mitad de la década, como lo muestran las encuestas", expresó.
Un segundo aspecto a considerar, señaló Enrique Palet, es la dificultad que se presenta para la comparación de los datos, pues hay diferencias tanto en la población censada como en las preguntas de uno y otro censo, que tienen alguna incidencia, aunque no excesiva.
El vocero especificó algunas de estas diferencias: en 1992 se hizo la pregunta religiosa a los mayores de 14 años y en 2002 sólo a los mayores de 15 años; en 1992 se preguntó separadamente por protestantes y evangélicos, en cambio en 2002 aparecían juntos en una sola alternativa de respuesta; lo mismo ocurrió en la pregunta de los no creyentes: en 1992 se preguntó por "indiferentes o ateos" y ahora se hizo una sola categoría con "ninguna religión, ateos y agnósticos".
Ni susto, ni asombro, ni inquietud
Atendidos los aspectos antes mencionados que es necesario considerar para hacer una buena lectura de las cifras, específicamente respecto de la baja de puntos porcentuales en relación al Censo de 1992, Enrique Palet afirmó que éste no es un dato de la realidad que provoque susto, ni asombro, ni inquietud al interior de la Iglesia.
Añadió que, si bien el número de católicos ha aumentado en relación a los que se reconocían como tales en 1992, los datos actuales "nos llevan a hacernos algunas preguntas sobre las razones sociales, culturales y pastorales que pudieran explicar la menor velocidad de crecimiento que se produjo en la década pasada. Por cierto que las comunidades de la Iglesia y las instancias que corresponden están reflexionando sobre cómo evangelizar en estos tiempos, pero siempre en la perspectiva de comprender mejor los procesos sociales y culturales y hacer mejor las cosas", sostuvo.
A juicio del vocero episcopal, es tarea de toda la sociedad civil, y no sólo de las autoridades, ayudar a "que estas cifras que nos permiten conocernos mejor, deriven en la adopción de decisiones y en la puesta en marcha de iniciativas que ayuden al bien común, particularmente a los más marginados de la sociedad".
Finalmente, expresó que la Iglesia espera que todos los sectores de la vida nacional, particularmente los líderes de opinión, sean capaces de abordar con honestidad y transparencia estas cifras, sin buscar la obtención de dividendos particulares y pensando en el bien de todos. "La Iglesia Católica contribuirá para hacer lo suyo", concluyó Enrique Palet.