SANTIAGO.- Con el lema "Te he llamado por tu nombre" (Isaías 43,1), la Iglesia Católica en Chile continúa su reflexión en el marco del Año Vocacional 2003.
Este proceso responde a la invitación que hicieron los Obispos a los chilenos y chilenas, especialmente a los jóvenes, a "mirar sus vidas con los ojos y la voluntad de Dios, a descubrir, profundizar y fortalecer su vocación, que da sentido y plenitud a su existencia".
Los obispos chilenos informan que un primer desafío que se han propuesto para este Año Vocacional es establecer las condiciones para crear en la sociedad y en la Iglesia Chilena una Cultura Vocacional.
Señalan que se trata de una "Cultura que invita a encontrarse consigo mismo, a que cada uno descubra y defina su proyecto de vida. Una invitación a recuperar los valores superiores que hoy duermen en la conciencia de nuestra sociedad y de muchas personas. Es una cultura de la vida y para la vida, que fundamenta sus bases en el evangelio del amor, la amistad, la trascendencia, la familia, la solidaridad y por sobre todo en el carácter sagrado de la vida" .
Esta reflexión sobre la Cultura Vocacional se ha realizado ya al interior de las diócesis del país, en el clero, en las congregaciones religiosas y en los equipos de Pastoral Vocacional y Juvenil.
En dicho proceso de diálogo, los agentes pastorales han compartido sus propias experiencias de vida y han expresado la necesidad permanente de "reencantarse" con su vocación.
También han puesto en relevancia que la vocación no es un tema restrictivo de los consagrados, "porque todos somos llamados en el plan de Dios y, en definitiva, la vocación es mucho más una opción de vida al servicio de valores superiores que una simple elección profesional".