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Qué hacer en caso de un temblor

Revisar su estado estructural, fijar muebles a las paredes y despejar vías de escape es fundamental para evitar accidentes llegado el momento.

20 de Junio de 2003 | 12:32 | Página del lector, El Mercurio
SANTIAGO.- El creador de la escala sismológica que mide la magnitud de los terremotos según la energía involucrada en ellos, Charles Richter, siempre soñó con vivir personalmente uno de estos fenómenos naturales, pero murió sin lograrlo porque nunca estuvo en el lugar correcto en el momento preciso. En cambio, quienes vivimos entre Arica y Aisén sí lo estamos, y nos pasamos parte del tiempo esperando el próximo gran sismo, aunque pocos son los que lo hacen bien preparados.

Lo primero que recomienda Bomberos de Chile es revisar la resistencia estructural de la casa (o edificio de departamentos). En general, los métodos de diseño y construcción en el país son apropiados para resistir los temblores, pero es posible que, por diversas razones, esa resistencia no sea la adecuada o se haya debilitado con los años.

Por si hay dudas -y dispone de dinero para ello- no está demás solicitar su revisión por un experto (un arquitecto, constructor civil o corredor de propiedades con experiencia). Cualquiera de ellos también lo puede ayudar en cuanto a indicar las vías más cortas de escape si llegara a ser necesario, aunque lo habitual es definir el lugar más seguro del hogar para esperar a que el sismo termine. Los más habituales son bajo vigas (cadenas), que se entrecruzan. De igual modo, cabe identificar los sitios más inseguros.

Pero no en todos los puntos del país la calidad de la construcción es la misma. Los hay donde las viviendas son más antiguas, construidas sin las normas que rigen actualmente. Es en estos casos donde más importan las vías de escape.

Un factor extra, que también juega en contra, es la costumbre de poner rejas en las ventanas. Ellas contribuyen a evitar que algún indeseable ingrese a la vivienda, pero también impiden salir en caso de urgencia. Lo ideal en estos casos es que tengan un mecanismo que permitiera abrirlas desde dentro.

Sin obstáculos

Si se trata de salir, la expedición de las vías es fundamental:

Se debe evitar la mala costumbre de dejar objetos obstaculizando la pasada. Hay gente que no guarda correctamente los que quedan fuera de uso por razones estacionales (como estufas portátiles o ventiladores). Puede que la casa o departamento no se venga abajo, pero en el apuro por salir es fácil tropezar con alguno.

Asegurar los muebles altos a las paredes, como estantes, libreros, vitrinas, espejos.

Atornillar bien las lámparas que están adosadas al techo.

Evite poner sobre muebles objetos pesados que puedan caer durante el sismo (incluidos los de vidrio, porcelana o cristal). Esto es válido sobre todo en departamentos ubicados en pisos altos (del quinto hacia arriba, la aceleración -oscilaciones y vibraciones- es más intensa).

No cuelgue objetos pesados o repisas en la cabecera de una cama, ya que pueden caer sobre alguien (especialmente en piezas de niños).

Cuando un terremoto alcanza una gran intensidad, lo habitual es que se corte el suministro eléctrico, pero no el de servicio telefónico, ya que las compañías cuentan con electrógenos propios y baterías que pueden durar unas 24 horas.

La recomendación de mantener una radio a pilas se justifica más hoy que antes, ya que casi todas las baterías que se venden son alcalinas y duran varios años. Lo mismo vale para una buena linterna.

En cuanto a medicinas, las de uso habitual por prescripción médica también deben quedar a la mano, al igual que útiles sanitarios.

Conviene que todos en el hogar sepan cómo bajar el interruptor de la electricidad una vez ocurrido el fenómeno; lo mismo en el caso del gas (sea de cañería o de balón) y del agua.

Un aspecto que tampoco debería dejarse de lado, por desagradable que pueda ser para muchos, es conversar con la familia el tema de los terremotos y acordar cómo enfrentarlos llegado el momento, o qué debe hacerse si nos sorprende en lugares distintos.

Sismos fuertes, pocos daños

Chile es uno de los numerosos países expuestos a continuos macrosismos, es decir aquellos que son perceptibles por las personas, muchos destructivos. Sin embargo, a pesar de que varios de estos terremotos han tenido magnitudes superiores a los que ocurren en otros territorios, no causan tanto daño, como ocurre, por ejemplo, en Japón o California.
Esto se explica no sólo por la buena calidad de nuestras construcciones, sino a los diferentes tipos de suelos y subsuelos de cada región. Algunos presentan una aceleración mayor (vibran u oscilan, vertical u horizontalmente), más o con mayor frecuencia que otros. Esto depende de su composición y del agua que haya debajo de ellos actuando como amortiguador, aparte de otros factores.

Otro elemento que hace que los terremotos sean más destructivos en otras naciones es que sus focos están muy cerca de la superficie. Así, uno de 7 grados en la escala de Richter a sólo 20 kilómetros de la superficie puede causar más daño que otro de 8 grados (30 veces más potente), pero originado de 35 a 120 kilómetros más abajo.
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