SANTIAGO.- El Presidente de la República, Ricardo Lagos, entregó hoy en concesión por 50 años al Observatorio Europeo Austral los terrenos para la construcción del mayor observatorio astronómico del mundo, que podrá comenzar a operar en el 2006.
El observatorio, un radiotelescopio considerado una verdadera "máquina del tiempo" por su capacidad para analizar ondas radiomagnéticas que alcanzan la Tierra después de haber viajado miles de millones de años por el espacio, comenzara a ser construido este año en el norte de Chile.
El pasado octubre, el Observatorio Europeo Austral y el Gobierno chileno firmaron un acuerdo que dio el marco jurídico que permite la construcción de este observatorio en el país suramericano y que es considerado un gran hito en el desarrollo científico mundial.
En la instalación de este observatorio, que tendrá 64 antenas de 12 metros de diámetro cada una, centros astronómicos de Europa y Estados Unidos invertirán 552 millones de dólares.
El radiotelescopio será construido en el Llano de Chajnantor, de 17.700 hectáreas y a 5.000 metros de altura, en la región de Antofagasta, a 1.400 kilómetros al norte de Santiago y casi en el límite con Bolivia.
Las 64 antenas móviles estarán separadas entre sí hasta 10 kilómetros en algunos casos, y observarán la misma fuente astronómica simultáneamente.
Bautizado como Atacama-ALMA (Atacama Large Milimiter Array), el radiotelescopio operará en rangos de longitud de onda milimétricas y submilimétricas y será capaz de estudiar el universo en sus distintas etapas de evolución, desde el "eco" causado por el "Big Bang" hace más de 14.000 millones de años hasta sucesos recientes en nuestra vecindad cósmica.
A diferencia de los telescopios ópticos, los radiotelescopios son capaces de analizar zonas del espacio en las que el gas de las estrellas, al estar mezclado con granos de polvo cósmico, absorbe la luz óptica e impide la observación en el espectro visible que necesita el ojo humano.
Con el Atacama-ALMA se podrán escudriñar estas nubes de polvo y estudiar la formación de las estrellas, los agujeros negros, la evolución de las galaxias e incluso las llamadas moléculas prebióticas, la química del carbono en el espacio, lo que puede permitir comprender cómo comenzó la vida.
También permitirá la "fotografía instantánea" de alta precisión, como si se pudiera leer el valor de una pequeña moneda a más de 120 kilómetros de distancia y determinar cada uno de sus detalles.
Con el ALMA "se van a poder seguir futuros planetas, antes de que siquiera se hayan formado" y puede que hasta sea posible "averiguar cómo llegó la vida al universo", subrayó Eric Goles, presidente de la Comisión Nacional de Investigación Científica y Tecnológica de Chile.
Además, agregó, "se podrá ver el polvo de estrellas que data de cuando el universo sólo tenía el ocho por ciento de la edad que tiene actualmente".
Se espera que el Atacama-ALMA esté funcionando a partir del 2010, aunque algunas instalaciones podrán estar disponibles en el 2006.