SANTIAGO.- La Iglesia Evangélica de Santiago, que preside el obispo Emiliano Soto, apoyó hoy el divorcio y rechazó la supuesta "actitud dogmática" de la Iglesias Católica chilena "que quiere imponer a todos su visión del matrimonio".
El divorcio en Chile, único país de occidente que no cuenta con una ley al respecto, ha estado en el centro de la polémica las últimas semanas.
El Senado chileno comenzará la próxima semana el estudio, en última instancia legislativa, de un proyecto de ley sobre matrimonio civil que lleva varios años de tramitación y que el gobierno aspira sea aprobado definitivamente los primeros meses de 2004.
En el debate ha participado activamente la Iglesia Católica chilena quien ha reiniciado una campaña contra la iniciativa, que es aceptada por el 76 por ciento de los chilenos, según una encuesta reciente.
"Con esta actitud la Iglesia Católica cierra las puertas a miles de hogares y crea las condiciones óptimas para la doble vida. Nada más contrario al cristianismo", dijo el obispo evangélico que encabeza el consejo de unidades pastorales de la región Metropolitana.
El pastor afirmó que como lo demuestran los sondeos de opinión, son miles los católicos que están esperando una ley de divorcio "para poder recomenzar sus vidas".
En Chile no existe el divorcio y los matrimonios se anulan sobre la base de un fraude legal tácitamente aceptado, basado en declarar la incompetencia del oficial civil que celebró el matrimonio.
Para ello, uno de los contrayentes sostiene, para inhabilitar al oficial civil, que su domicilio en la fecha del matrimonio no era el que figura en actas, lo que debe fundamentar con la declaración de dos testigos.
Un requisito indispensable para que esta ficción funcione es que la otra parte acceda a conceder la anulación a su cónyuge; si no quiere no hay ninguna posibilidad de que la separación legal se concrete.
Esta semana, el cardenal arzobispo de Santiago, Francisco Javier Errázuriz, promovió una indicación que permitiría que al momento de casarse, una pareja pueda optar si lo hace "con o sin" el principio de la indisolubilidad matrimonial, lo que concitó el rechazo de varios senadores, incluso de la Democracia Cristiana.
El presidente del Senado, Andrés Zaldívar, dijo este viernes que "no tiene sentido" la aspiración del cardenal "ya que nadie contrae matrimonio pensando en una separación a futuro".
Consultado al respecto este sábado, el Presidente Ricardo Lagos, dijo que corresponde "a la intimidad de cada persona y a sus creencias religiosas si entiende que el matrimonio es para toda la vida, en función de que se casó por la Iglesia o no".
Agregó que el debate está mal planteado, por que lo lógico es que exista "una ley de divorcio que esté al alcance de los 15 millones de chilenos".