SANTIAGO.- Como erradas calificaron autoridades de la Conama y académicos expertos en contaminación las afirmaciones respecto a que la mala calidad del aire en Pudahuel se deba al amoníaco presente en las descargas al río Mapocho.
El jefe del Grupo de Estudios de Polución del Aire de la Universidad de Sao Paulo, Paulo Artaxo, el investigador de la Universidad de Concepción, Dietrich Von Baer, el asesor adjunto de la Universidad de Harvard, Pedro Oyola, el director ejecutivo de Conama, Gianni López, y el director metropolitano de esta institución, Pablo Badenier, entregaron antecedentes que refutan la investigación realizada por Raúl Morales de la Facultad de Ciencias Químicas de la Universidad de Chile.
Afirmaron que la responsabilidad del amoníaco en el material particulado corresponde sólo a un ocho por ciento en los períodos de más alta contaminación, situación que no es exclusiva de la comuna de Pudahuel, sino que se presenta en toda la ciudad de Santiago.
Explicaron además que hay otras sustancias que tienen una mayor responsabilidad en la contaminación y, por lo tanto en los efectos nocivos en la salud de la población, como el carbono orgánico con un 40 por ciento y el carbono elemental (hollín) con un 20 por ciento.
Estos últimos están ligados principalmente a la combustión proveniente del transporte, la industria y actividades residenciales, sectores a los cuales se han enfocado las medidas del Plan de Descontaminación de Santiago.
Gianni López recalcó que Conama tiene un alto interés en que se efectúen estudios sobre temas ambientales, pero llamó a actuar con responsabilidad a la hora de entregar sus resultados.
Agregó que el Gobierno desde hace años es asesorado por prestigiosas universidades y expertos internacionales en la elaboración de estudios y diseños de medidas estructurales para mejorar la calidad del aire de la capital.
Esto quedó de manifiesto con la presencia esta semana en Chile del Premio Nobel de Química 1995, Mario Molina, quien participó del Taller Gurme de Calidad del Aire y Meteorología.
Este trabajo ha permitido reducir significativamente la contaminación de Santiago pasando de 37 preemergencias en 1997 a sólo 4 el 2003, de las cuales sólo una se registró en Pudahuel.