ARICA.- Monseñor Héctor Vargas, recién nombrado por el Vaticano obispo de la ciudad de Arica, expresó que el nombramiento de la Santa Sede significa "un sentimiento de mucha gratitud a Dios, al Señor por querer invitarme a esta tarea de ser un pastor en medio de su pueblo".
"Recibo esto como una bendición muy grande, inmerecida naturalmente, pero al mismo tiempo como una señal muy grande de la misericordia de Dios", dijo el prelado.
Vargas relató que se sintió desconcertado al enterarse de su nueva labor. "Me sentí muy sobrepasado con lo que me estaba sucediendo. Debí ordenar primero las ideas para responder al Nuncio Apostólico y enseguida para poner por escrito mi aceptación al Santo Padre".
En un mensaje a la comunidad ariqueña, monseñor Vargas sostuvo que "ya desde este momento estoy asumiendo a esa tierra como propia. Quiero ser con toda el alma y con todo el corazón un ariqueño en todo el sentido de la palabra".
Además sostuvo que por su condición de salesiano, "va con una sensibilidad evidentemente muy particular por el mundo de los jóvenes y de los más pobres, los más humildes. Mi anhelo es ser pastor de todos, sin distinción. Desde ya estoy tratando de conocer la historia de esa diócesis, sintiendo muy mía esa tierra y sus tradiciones".
Asimismo, agradeció a los salesianos sosteniendo que todo lo que ha logrado se lo debe a la congregación. "Tengo que reconocer que cuanto soy, cuanto he podido lograr en mis trabajos, en las obediencias que se me han dado, en fin, todo lo que soy se lo debo a la madre Congregación. A Don Bosco, a los jóvenes que me han enseñado a ser pastor desde siempre".
