SANTIAGO.- El secretario nacional de la Democracia Cristiana, diputado Jaime Mulet, describió al obispo emérito de Copiapó Fernando Ariztía -fallecido anoche víctima de un cáncer hepático- como "un hombre excepcional y ejemplar cuyo testimonio de vida nos hizo pensar en la santidad".
El dirigente lamentó profundamente la muerte del prelado tras recordar su sobresaliente y esmerada trayectoria en defensa de los derechos humanos desde los tiempos en que fundó y dirigió el Comité Pro Paz, institución predecesora de la Vicaría de la Solidaridad.
"Monseñor Ariztía salvó muchas vidas y salvó muchas más almas", enfatizó al sintetizar los resultados de la incansable labor desarrollada por el pastor.
"Don Fernando mucho nos marcó. Su desaparición es un duro golpe no solamente para mi región, sino para todo el país y su último deseo demuestra nítidamente su tremenda consecuencia", sostuvo al aludir a la petición que en sus últimos momentos hizo el obispo en orden a que la gente no le llevara flores, sino que recolectara alimentos para destinarlos a los comedores infantiles.
El secretario nacional de la DC manifestó que monseñor Ariztía "mantuvo siempre una actitud de santo y en cada acción de su vida reflejaba su testimonio de fe cristiana y de entrega al prójimo independiente de sus creencias religiosas o políticas".
Los funerales de monseñor Ariztía en Copiapó -diócesis de la que fue su titular por espacio de 25 años- se prevén multitudinarios y sus restos serán sepultados este viernes en la cripta de los obispos, al interior de la catedral de dicha ciudad.