BERLÍN.- El Cardenal Arzobispo de Santiago y presidente del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), Francisco Javier Errázuriz, atribuye -según dice en una entrevista con el diario alemán "Frankfurter Allgemeine"- parte del éxito actual de la economía chilena se debe a la política de reformas de Augusto Pinochet.
Los golpistas chilenos, contrariamente a los de Argentina o Brasil, no tuvieron la ambición de llegar a ser también hombres de negocios y dejaron la economía en manos de expertos, muchas veces incluso argentinos, dice el Cardenal en la entrevista.
Por ello -sigue- se puede atribuir el que a Chile le vaya hoy día mejor que a la mayoría de los países latinoamericanos, en parte a las reformas del régimen del general Pinochet.
Con dichas reformas el Estado perdió influencia en la economía, se redujo la burocracia y el país se abrió al mercado mundial, algo así "sólo lo puede hacer una dictadura", opinó el prelado.
Hoy día el Cardenal se siente orgulloso de los éxitos de su país y sobre todo de que se haya perdido la costumbre de culpar a "los gringos" de todos los males y se entienda que la gente ahora tiene su destino en sus manos.
En la entrevista, el presidente de CELAM reflexiona también sobre el papel de la Iglesia en el continente y señala que uno de los principales retos es responder a las expectativas indígenas.
La población indígena está recuperando su cultura y sus tradiciones y la Iglesia debe desempeñar un papel positivo en esta evolución, "si no es ya demasiado tarde", dice.
El Cardenal chileno denuncia, en este sentido, la actitud de algunos países hacia la población india.
"En Argentina hay más indígenas que en Brasil, pero ¿qué se puede decir de un país que tan sólo en su Constitución de 1994 reconoció la existencia de población indígena en su territorio?. Generaciones de argentinos han aprendido en el colegio que no había indígenas en su país", dice el presidente de CELAM.
Para que las iglesias católicas del continente puedan consolidar su unidad no cabe esperar a un santo, "no tenemos santos", dice Errázuriz, quien añade que, además, lo único que debe definir a un santo es "el amor activo a los pobres".