José Orlando Jiménez Jiménez, el secuestrador. (Foto: La Nación de Costa Rica)
SAN JOSÉ.- Fuerzas especiales de la policía de Costa Rica ingresaron esta madrugada a las dependencias de la embajada chilena en ese país y encontraron los cuerpos sin vida de cuatro personas. Así se puso fin a las seis horas de secuestro de diez rehenes por parte de un policía local en la sede.
El Gobierno confirmó anoche que entre los muertos se cuentan
tres chilenos: Roberto Nieto Maturana, primer secretario, Cristián Yuseff, cónsul, y Rocío Sariego, ex secretaria que colaboraba con el Centenario de Neruda.
Además estaba el cadáver de José Orlando Jiménez Jiménez, responsable de los hechos, quien se disparó, tuvo un tiempo de sobrevida y murió tras desangrarse.
Los siete rehenes sobrevivientes fueron atendidos por la Cruz Roja. En tanto, la Cancillería inicia hoy los trámites de repatriación de los cuerpos.
Esta madrugada la canciller Alvear calificó lo ocurrido como un "doloroso golpe". "Estamos todos muy tristes y la familia ha de saber que los acompañamos", dijo.
La secretaria informó del desenlace de la situación al Presidente Lagos. Según sus palabras su reacción fue "muy triste".
La Cancillería inició inmediatamente el contacto con los familiares de los diplomáticos en Chile y el jefe de gabinete de la ministra, Germán Guerrero, gestiona a través de las representaciones en Panamá y República Dominicana un apoyo a la embajada en Costa Rica en todos los trámites de traslado. Esto incluye el viaje de personal de refuerzo a San José.
Vivieron un infierno |
Antes de las 21 horas la canciller Soledad Alvear dio oficialmente la nómina de las 10 las personas retenidas.
Se trataba de dos funcionarios diplomáticos Roberto Nieto Maturana -Primer Secretario de la embajada- y Cristián Yussef -primer secretario-. Junto a ellos estaban cuatro funcionarios de Pro Chile: Leonardo Banda Maldonado, director comercial de Pro Chile en Costa Rica; Jeanette Víquez Chaverri, administrativa costarricense; Cecilia Montero López, administrativa costarricense y Leonardo Guerra, estudiante chileno en práctica. Además, Janneth Aguilar, auxiliar de limpieza (nicaragüense con residencia), y César Gómez, asistente del embajador. También estaban cautivas Rocío Sariego, ex secretaria que colabora con el programa del Centenario de Neruda y Xinia Vargas, costarricense que se como secretaria del cónsul. |
La ministra Alvear permanecerá hoy en Santiago coordinando todas las acciones, razón por la cual suspendió su viaje a Antofagasta.
La presencia fortuita del ministro del Interior, José Miguel Insulza, en San José se convirtió en un elemento crucial para la resolución del conflicto, pues coordinó directamente con la Cancillería los pasos a seguir.
Visiblemente consternados y dolidos los titulares de Seguridad Pública y de la Presidencia costarricense, Rogelio Ramos y Ricardo Toledo respectivamente, lamentaron el fatal desenlace.
La tragedia
Los hechos se iniciaron a las 17.30 horas chilena cuando José Orlando Jiménez Jiménez, policía encargado de la seguridad del recinto, disparó entre tres y ocho tiros y luego se encerró en la casa diplomática con diez funcionarios.
La razón estaría en la notificación que se le dio a Jiménez de que, tras cinco años de servicios, sería trasladado a otro lugar.
Las autoridades, tanto chilenas como costarricenses, intentaron durante más de seis horas negociar con el plagiador y desecharon la opción de entrar a la embajada para poder resguardar la integridad y la vida de los secuestrados.
Según las primeras versiones, los tiros inicialmente escuchados habrían herido a los funcionarios chilenos. Tras eso Jiménez se habría disparado en la barbilla, quedando mal herido. La policía supone que el guardia los engañó por varias horas haciéndoles creer que se encontraba bien porque movía las cortinas de una habitación, tal como se lo pedían.
No obstante, al pasar las horas y no tenerse señales desde el interior, la policía ingresó a la embajada encontrando los cuatro cuerpos con dos tiros cada uno. Está por confirmarse que la data de muerte sería de cuatro horas antes del ingreso de las fuerzas especiales.
Jiménez nunca aceptó negociar y cuando las autoridades decidieron ingresar, a las 12 de la noche en Chile (22:00 horas en Costa Rica) , ya había fallecido.
"La policía mantuvo el control desde el momento de nuestra llegada pero todo hace indicar que las víctimas fueron muertas desde el principio. Esto es triste, lamentable, doloroso para nosotros y para un país como Chile al que guardamos admiración y mucho cariño", insistió el titular de Seguridad Pública.
Según explicó la ministra, los rehenes estaban repartidos en dos grupos. Uno estaba formado por los funcionarios de Pro Chile, quienes se "autoencerraron" en una de las oficinas. El otro grupo, en cambio, tenía mayor contacto con el palgiador, quien se paseaba armado por las dependencias.
Durante las tratativas, el embajador de Chile en Costa Rica, Guillermo Yunge, dijo que el equipo negociador
"logró tomar un contacto muy temporal, muy breve" con el secuestrador.
Los esfuerzos se concentraron en poder negociar con Jiménez, sin embargo cerca de las 23 horas en Chile, y pese a que dos negociadores entraron a la delegación, el embajador chileno, Guillermo Yunge, expresó que "hasta ahora no ha habido resultados".
Uno de los negociadores junto a un grupo de policías costarricences en las afueras de la embajada chilena. (Foto: REUTERS)
Yunge era el único que podía dar una orden de ingreso de las fuerzas especiales a la residencia. Esto fue ratificado en Santiago por la Canciller, quien precisó que sólo el gobierno chileno tenía esa facultad.
A toda hora lo importante fue preservar la integridad de quienes estaban dentro.
En su momento, la Canciller afirmó que Costa Rica dio "completas garantías de un país amigo, en que están realizando todos los esfuerzos tendientes a poder tener un feliz término".
Entre los esfuerzos de la policía estuvo el traslado de la esposa de Jiménez, Dora Guzmán, junto con sus dos hijos desde Puriscal, al oeste de San José, hacia la embajada chilena para intentar disuadir al secuestrador.
Tanto Rogelio Ramos, ministro de Seguridad costarricense, como el embajador chileno expresaron que agotarían todas las posibilidades para poder establecer un diálogo con el guardia y así saber las causas de la acción y sus demandas.
Leonardo Banda Maldonado, director comercial de Pro Chile en Costa Rica, uno de los retenidos.
Durante el transcurso de la tarde, el propio Ramos se dirigió a Jiménez a través de las cámaras pidiéndole que accediera al diálogo y aclarándole, además, su situación laboral: "(...) iba a ser cambiado de puesto, pero en ningún momento despedido. Y esto es un llamado para él, si nos está viendo, podría tener información equivocada".
El embajador Yunge -quien no estaba en la embajada en el momento de los hechos- estuvo junto con todas las autoridades de San José en las afueras de la sede diplomática, ubicada en el barrio Los Yoses, una de las zonas más exclusivas de la ciudad.
El agresor
Policías costarricenses miran hacia la embajada chilena. (Foto: REUTERS)
José Orlando Jiménez tenía 54 años y su hijo Randall, de 30, lo definió ante la prensa local como un "buen hombre".
Jiménez era oficial de la Fuerza Pública, y lleva cinco años a cargo de la seguridad de la sede diplomática.
Cuando se tomó la embajada, Jiménez iba armado con un revólver calibre 38 y un fusil de combate M-16.
Su superior, el comandante Eliecer León, aseguró que éste era un policía "responsable, serio, el mejor oficial que he tenido. ¿Qué le pasó? no sabemos, todos cometemos errores", expresó.
El embajador Yunge manifestó que logró comunicarse con algunos funcionarios dentro de la embajada.
Víctor Hugo Víquez, hermano de Jeanette, una de las secuestradas, contó a la prensa que ella llamó a su padre en el momento que eran encerrados en una de las habitaciones de la embajada. "Dijo que estaba muy confundida, que estaban bien pero retenidos en un cuarto", relató.
Insulza, el contacto
El ministro del Interior chileno, José Miguel Insulza, quien está de visita en Costa Rica invitado a una conferencia sobre el TLC, se encuentra totalmente a salvo en su hotel.
Al momento del asalto, el secretario socialista se econtraba junto al embajador DC, fuera de la representación diplomática, donde ambos participarían en horas de la noche de un encuentro con ciudadanos chilenos.
Tanto el ministro Insulza, como el embajador y la cancillería costarricense, permanecieron en contacto permanente con la cancillería chilena.
En Chile el vocero del gobierno, Francisco Vidal, dijo que "de ninguna manera" se afectarán las relaciones diplomáticas entre Chile y Costa Rica y agregó que el Presidente Lagos está informado de la situación "y sigue atentamente los incidentes".