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FERIADOS |
Este año va a haber nada menos que ocho fines de semana largos, así es que si puede y el bolsillo se lo permite, aprovéchelos.
-desde el 14 al 16 de abril
-desde el 29 de abril al 1 de mayo
-desde el 10 al 12 de junio
-desde el 24 al 26 de junio
-desde el 16 al 19 de septiembre
-desde el 7 al 9 de octubre
-desde el 8 al 10 de diciembre
-desde el 23 al 25 de diciembre |
SANTIAGO.- Se acabaron los días de calor intenso, las vacaciones, las mañanas sin taco y por supuesto el relajo. La prueba más evidente es que se terminó el Festival de Viña, porque aunque muchos puedan odiarlo es un signo inequívoco del verano. En pocas palabras: se nos vino marzo y con él, el retorno al trabajo y a las preocupaciones cotidianas.
Este hecho que es tan natural y que no debiera producirnos trastornos, puede acarrear algunas molestias, pues para algunos, el cansancio y el estrés que genera el día después de las vacaciones suelen asemejarse con los que se tenía antes de emprender el veraneo.
En muchos casos, deshacer la maleta y retomar la rutina puede provocar cuadros de depresión, angustia, mal humor, irritación, ansiedad o cansancio, ante los cuales el mejor secreto parece ser programarse y no sobreexigirse.
Aunque es común escuchar hablar del síndrome post-vacacional, dos psiquiatras y una psicóloga lo descartan como patología y nos entregan una serie de consejos para enfrentar mejor este proceso.
Mientras más carrete hubo, mejor retorno
Si usted es de los que retorna hoy al trabajo, el psiquiatra del Hospital Clínico de la Universidad de Chile, Luis Risco explica que hay dos conceptos fundamentales para evaluar cuán complejo será el periodo que comienza: la sincronización y la recreación.
El primero se refiere a que si una persona se fue de manera abrupta de vacaciones y cambió totalmente los horarios, el tipo de alimentación o incluso el clima, y después volvió "de sopetón" al antiguo patrón, estaría metiendo "el organismo en una verdadera coctelera".
El médico agrega que existe un sistema del cuerpo humano que es el que más sufre con estos cambios, el denominado circadiano, el cual genera periodicidad y hace que los procesos complejos se integren entre sí para que funcionemos de manera correcta. Acá es importante aclarar que hay personas con sistemas circadianos más vulnerables y otros que las tienen "a prueba de todo".
El segundo aspecto, el recreacional, implica que si las vacaciones se dedicaron sólo a cuestiones de carácter reparativo, es decir "echarse" a ver televisión o tomar sol y la mente no se ocupó en otras cosas, el retorno será mucho más difícil porque no se ha limpiado "la memoria de trabajo".
En ese sentido, los que mejor llegarán de vuelta son lo que más actividades realizaron en sus vacaciones, e incluso los que más "carretearon". La situación opuesta vivirán aquellos que no salieron prácticamente nada y cambiaron por completo su switch.
Qué hacer para que el trago no sea tan amargo
El especialista afirma que una buena idea para evitar el "trauma" es plantearse metas para el año y programar, por ejemplo, una escapada de fin de semana. Otra cosa recomendable es organizar bien el tiempo y las tareas en todos los ámbitos, desde pagar las cuentas, ir al supermercado y, por supuesto, la reincorporación laboral.
Esto último es mejor hacerlo entre miércoles y viernes, para que no se haga tan pesado, y dedicar esos días a reentablar la comunicación con los compañeros de trabajo.
Los problemas de acostumbramiento deberían desaparecer dentro de la primera o segunda semana de regreso. Según Risco,
si después del primer mes la sintomatología permanece, significa que podría haberse gatillado un problema previo y el afectado debiera consultar a un especialista.
La psicóloga de la Clínica Psiquiátrica de la Universidad de Chile, Mónica Servat, señala que es muy importante estar consciente de que las vacaciones tienen un término y que la ociosidad por periodos muy largos aburre.
En eso coincide el siquiatra Sergio Canals, quien asegura que el secreto está en que uno acepte que la vida incorpora ciclos de trabajo y de descanso, y que los primeros también pueden ser entretenidos. "Si uno mira el trabajo como algo que agobia o que no proporciona satisfacciones y sólo en el descanso aparece la vida verdadera, por supuesto que va a tolerar muy poco el hecho de volver a la rutina", afirma.
Una semana para reponerse
Por eso hay que tomarse las vacaciones necesarias, las que, a juicio de Canals no debieran ser inferiores a tres semanas seguidas. El hecho de que algunas personas dejen unos días para tomárselos durante el año es bueno siempre y cuando hayan cumplido con los 21 días de descanso mencionados.
Servat cree además que en el caso de la gente joven, el tiempo de acostumbramiento a la rutina laboral debería ser de dos o tres días, salvo que la persona hubiese viajado a otro país con una diferencia horaria muy grande.
"Cuando uno tiene unas buenas vacaciones tiene asegurada una cuota de vitaminas en el plano psicológico. Los primeros días seguramente te cansarás más y en general, durante la primera semana el rendimiento será más disminuido, pero a la semana funcionarás regio", indica.
La psicóloga apunta también que las vacaciones de verano no deben ser las únicas del año, pues la desconexión y los descansos a mitad de año son muy reparadores.