Los denominados "solmáforos" debutaron el verano pasado en diversos puntos del país.
Rolando Oyarzún, El MercurioSANTIAGO.- Una singular pulsera que cambia de color cuando los rayos ultravioletas se tornan peligrosos es la nueva arma con la que Chile busca combatir uno de sus principales problemas de salud pública: el cáncer a la piel, causado por la prolongada exposición al sol.
El brazalete, compuesto por tres mostacillas fotosensibles, alerta el momento exacto cuando el sol se vuelve peligroso para la piel y las personas deben tomar medidas de precaución, como aplicarse filtro solar o resguardarse bajo la sombra.
El mecanismo funciona mediante el cambio de color de las piedrecillas, que mantienen sus tonalidades mientras los rayos solares no son dañinos, pero cambian de intensidad cuando estos se vuelven peligrosos.
La aparición de este pequeño protector coincide con el inicio de la temporada turística, las vacaciones y la llegada del verano austral que se extenderá hasta marzo próximo.
La pulsera, distribuida en farmacias con un costo de unos mil pesos (dos dólares), se suma a otros originales aparatos desarrollados en Chile para combatir los negativos efectos de la prolongada exposición al sol, como los "solmáforos".
Los "solmáforos" son un innovador sistema que funciona en forma similar a los semáforos que regulan el tránsito, pero en vez se avisar al automovilista si debe avanzar o detenerse advierten cuando hay que protegerse del sol.
Los novedosos instrumentos fueron desarrollados por ingenieros chilenos y se instalaron hace dos años en 13 distintos puntos de Chile, principalmente en playas y paseos peatonales altamente concurridos.
En Santiago existe uno en la cima del cerro San Cristóbal, en el centro de la cuidad, mientras que en Viña del Mar se instaló otro en el visitado balneario de Reñaca, 120 km al oeste de Santiago.
Pulseras y "solmáforos" son parte de un programa que impulsa la Corporación Nacional del Cáncer (Conac), sobre todo para crear conciencia entre los niños frente a los peligros que encierra el sol, especialmente en Chile, uno de los países más expuestos a la radiación ultravioleta.
"La idea es que sean los niños quienes aprendan a protegerse por sí mismos del sol", dijo a la AFP, Catalina Agosín, directora de la Conac.
"Los niños son nuestra gran esperanza, puesto que en los adultos y jóvenes amantes del bronceado no resulta fácil lograr que se escuchen estas ideas", agregó.
El sostenido debilitamiento de la capa de Ozono, que protege a la atmósfera de los nocivos rayos ultravioletas, ha afectado especialmente a Chile, que enfrenta uno de los mayores niveles de exposición del mundo.
Esa condición hizo que en la última década los casos de cáncer de piel provocados por el sol aumentaran en un 103%, según los datos de la Conac.
La alta incidencia de la enfermedad llevó a las autoridades a crear una red nacional de medición de los rayos ultravioletas, que entrega a diario datos sobre el nivel de peligrosidad del sol.
Los índices entregados por la red son especialmente relevantes entre los meses de octubre y abril, el período más peligroso para la exposición al sol en Chile.