SANTIAGO.- La importancia de la religión en la vida de las personas ha disminuido y el país ha sufrido un cambio valórico en los últimos 16 años que lo acerca a sociedades post industriales, son las principlaes conclusiones de un estudio presentado hoy por la encuestadora MORI.
Según la investigación, la mayoría de los chilenos se consideran a sí mismos personas religiosas, pero esa autocalificación ha disminuido de 77% en 1990 a 63% en 2006.
La iglesia es duramente criticada. Un 64% de los chilenos responde que la institución no responde a las necesidades espirituales de la gente y un 52% dice que ésta no contesta adecuadamente a los problemas de la familia.
Pese a esta secularización de la sociedad, la importancia de Dios no disminuye, ya que en escala de 1 a 10, obtiene 8,7 puntos.
Según la directora de MORI, Marta Lagos, esto demuestra una crítica a las instituciones de las iglesias, "porque no es sólo la Iglesia Católica, sino todas las iglesias instaladas en Chile".
El estudio también muestra que aumenta el deseo de que la Iglesia se involucre menos en la vida política y social. El 56% de los encuestados opinó que los líderes eclesiásticos no deberían influenciar en cómo votan los ciudadanos en los procesos eleccionarios y un 53% dijo que éstos no deberían influir en las decisiones de Gobierno.
El matrimonio también pierde terreno
El matrimonio también pierde relevancia entre los chilenos, pues un 27% lo considera una institución anticuada.
También disminuyeron en ocho puntos porcentuales quienes creen que un niño necesita de un hogar con ambos padres: de 83% en 2000 a 75% en 2007.
Según Lagos, los datos apuntan a una sociedad más liberal, donde la mujer ha jugado un rol fundamental, pero también a una contradicción valórica.
"Por una parte se liberalizan los valores respecto a las mujeres, menos matrimonios, madres solteras..., pero a la vez se le pide ser dueña de casa, que tenga educación universitaria, creando una tensión importante hacia la mujer, exigiéndole tanto aquellas características de la sociedad tradicional, como aquellas características de una sociedad más moderna", indicó.
El sondeo concluye que pese a estos cambios, la estructura social del país no ha experimentado modificaciones considerables, sino que se ha acentuado la brecha entre ricos y pobres.