SANTIAGO.- Recién entregados los puntajes de la última prueba de selección universitaria (PSU), nueve de los 227 jóvenes que obtuvieron puntajes nacionales, o 850 puntos en alguna de las pruebas, se reunieron con la Presidenta Michelle Bachelet a tomar desayuno. Ahí se dieron tiempo para compartir sus experiencias y contar cómo lo lograron.
Ayer por la noche la misma ministra de Educación Yasna Provoste los llamó para darles la noticia. Todos se sorprendieron y emocionaron, aunque muchos lo presentían. Es que estos buenos resultados son la recompensa de años de esfuerzo y dedicación. Muchos de ellos acudieron a preuniversitarios. Otros estudiaban en sus casas. Todos eran buenos y aplicados alumnos y su desempeño en el colegio se reflejó en sus puntajes.
Felipe Subiabre Sánchez estudió en el Colegio Teresiano de Ñuñoa. Todo cuarto medio asistió a preuniversitario y complementaba su estudio con facsímiles en su casa. Así logró promediar 838 en las pruebas de lenguaje y matemática. Cuando lo llamó la ministra pensaba que "lo estaban tomando para la broma". Después reaccionó feliz. Su mamá, Patricia Sánchez, se emocionó con él. "No me lo creía", cuenta. No sabe si va a celebrar esta noche, aunque su madre adelante que hay una sorpresa preparada.
Felipe quiere estudiar Ingeniería Civil en la Universidad de Chile o en la Católica, depende de lo que le "ofrezca cada una". Hasta el momento, nadie se ha comunicado con él. Va a esperar tranquilo, sin apuro. Sabe que con su 6.5 de promedio de notas y sus más de 830 ponderados no va a tener problemas.
Pablo Geraldo Bastías es de Iquique. Estudió en el Colegio Humberstone de esa ciudad. Desde siempre le gustaron las humanidades. De hecho, los tres electivos que tomó eran de esa área. Quizás por eso obtuvo 850 puntos en lenguaje.
Pablo es muy religioso. De hecho, cree que su fe le ayudó a obtener estos buenos resultados. "Para mí esto no es un premio, es un regalo (…) Una oración antes de las pruebas ayuda y en la duda…", comenta sonriendo. Se preparó estudiando en el preuniversitario, "pero a clases no iba mucho”, confiesa. "Más que nada me preparé yo sólo con el libro que nos dieron en el preu…", explica.
En general, estos buenos puntajes están precedidos de excelentes notas durante la enseñanza media. Por ejemplo, Pablo Payacán de Los Andes, tuvo como promedio un 6.9. Por lo mismo confiaba en que le iba a ir bien la PSU. Aunque no por eso dejó de estudiar: estuvo tercero y cuarto medio en preuniversitario. "En los ensayos siempre me equivocaba en un ejercicio o dos y eso me frustraba… Pero se dio cuando tenía que darse y eso me tiene muy contento", cuenta. Cuando la ministra lo llamó sintió mucha emoción, "quedé sin palabras… De hecho todavía no le tomo el peso…", señala ya más tranquilo.
Becas de Excelencia
Desde este año el gobierno entrega al 5% de los alumnos de colegios municipales que obtuvieron las mejores calificaciones una "Beca de Excelencia" que en la práctica significa una ayuda de un millón de pesos anuales para la educación superior. Sin ese dinero muchos de los más de ocho mil jóvenes beneficiados no habrían podido estudiar en la universidad.
Rubén Calvo es uno de ellos. "Sin la beca tendría que trabajar y estudiar", cuenta. Quiere estudiar Sociología en la Universidad de Chile y confía en que su promedio, 6.4, lo va ayudar.
Para las familias de estos destacados alumnos la beca es una gran ayuda. "Mis papás van a poder estar más tranquilos", cuenta Pablo Pizarro de San Bernardo quien también tuvo como promedio final de la enseñanza media un 6.4.