En 1997, el Presidente Frei ordenó la compra del Boeing 737-500.
El Mercurio.SANTIAGO.- La polémica por el anuncio de que se comprará un nuevo avión presidencial resucitó la historia de la adquisición anterior, que igual estuvo bañada de conflictos.
Comenzaba la crisis asiática y el Gobierno decidió cambiar el avión presidencial. Y es que los antiguos aviones “Calambritos” –unos Boeing 707, denominados así por sus estrechos pasillos- ya no satisfacían las necesidades del Primer Mandatario. Fue por eso que el entonces Presidente de la República, Eduardo Frei Ruiz-Tagle, decidió comprar el "Fuerza Aérea Uno".
El 6 de diciembre de 1997 llegó a Chile la nueva adquisición estatal, cuyo costo fue de 32,8 millones de dólares, financiado con fondos mixtos de la FACh (US$10,9 millones) y del Gobierno.
Según señalaba la vicepresidenta de la Cámara de Diputados de esa época, Adriana Muñoz (PPD), estos montos fueron aprobados en la segunda subcomisión de presupuestos por unanimidad.
El Comandante en Jefe de la Fuerza Aérea de Chile, que en esa época era el general (a) Fernando Rojas Vender, participó en su estudio y justificó la inversión. A juicio de Rojas Vender, la compra era una necesidad, ya que el Comando de Transportes -Grupo de Aviación N°10- contaba sólo con cuatro aviones.
Polémica
La decisión no estuvo exenta de polémica. En plena crisis económica, los dardos hacia la compra apuntaban a la forma en que se efectuó la transacción y sobre quién asumiría los costos del acondicionamiento interior, lo cual no estaba estipulado dentro del precio de compra.
Según datos de la época, el arreglo interior del avión incluía –entre otras cosas- un sitio especial para transportar la mascota de los Frei-Larraechea, una cabina para el Presidente, una sala de reuniones y asientos de primera clase y de turista.
Frente a esto, luego de cinco meses desde el arribo de la nueva adquisición del Gobierno, la oposición exigió los detalles de la compra y la justificación de ésta.
Meses después, cuando comenzaban las candidaturas presidenciales, el candidato de la Alianza por Chile, Joaquín Lavín, anunció –en una clara señal de austeridad frente a la crisis económica que aquejaba al país- que si era electo vendería el polémico avión presidencial y utilizaría esos recursos para construir una cárcel.
Hoy, la polémica vuelve. El avión adquirido bajo el mandato de Frei Ruiz-Tagle sólo tiene una autonomía de vuelo de cuatro horas. Una condición "inhumana", como la calificó el ministro vocero de Gobierno, Ricardo Lagos Weber. Su vida útil como avión presidencial llegaba a su fin. Incluso, señalan los expertos, en algunos aeropuertos no está permitido operar a este tipo de aeronaves, debido a su antigüedad.