El general director de Carabineros, José Bernales, participó en la ceremonia fúnebre del nuevo mártir de la institución.
Víctor Salazar, El Mercurio.CHILLÁN.- Un multitudinario adiós dieron este lunes familiares, amigos y autoridades de la Octava Región al prefecto de Carabineros de Chillán, teniente coronel Ricardo Arrué Montenegro, de 46 años, quien murió luego de recibir un impacto de bala en su rostro, perpetrado por un sujeto que amenazaba con matar a sus tres hijos y suicidarse.
Además de la viuda y la hija del nuevo mártir de la institución uniformada, en la ceremonia fúnebre realizada en la Catedral de Chillán participaron la subsecretaria de Carabineros, Javiera Blanco, y el general director de Carabineros, José Bernales, quien respondió a los cuestionamientos del proceso donde falleció Arrué.
"El coronel tenía una trayectoria impecable, recorrió muchos lugares del país, en todos dejó una huella. Anoche conversé con el capitán y el capitán me planteó que el coronel era justo, concreto y correcto. Él decidió estar allí y el procedimiento así se hizo", destacó Bernales.
Cerca de 1.500 personas asistieron a la misa oficiada por el descanso del alma del teniente coronel Ricardo Arrué, cuyo féretro estaba cubierto por la bandera nacional y flanqueado por una guardia de honor de cuatro efectivos de Carabineros.
Según informó radio Cooperativa, tras concluir la misa, el cuerpo del prefecto fue trasladado hasta el cementerio Parque Las Flores, ubicado a seis kilómetros de Chillán, lugar al que acudieron sólo sus cercanos, familiares, compañeros de institución y autoridades de la ciudad.
El prefecto Ricardo Arrué Montenegro acostumbraba a participar en operativos policiales, pese a su alto rango. En la madrugada del domingo, concurrió a la población Doña Francisca III, luego que su personal no lograra convencer a un sujeto que, en estado de ebriedad, amenazaba de muerte a su esposa y 3 hijos.
Después de hablar con el parapetado Ramón Vásquez Núñez, de 31 años, Arrué decidió ingresar junto a otros carabineros a la casa ubicada en la calle Pueblo Seco.
El agresor hizo un disparo, por lo que los policías se refugiaron tras un muro. Y justo cuando el prefecto buscaba una mejor posición para dialogar, recibió un proyectil en el rostro. Sus compañeros reaccionaron y abatieron en el mismo lugar a Vásquez.