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Mujeres homicidas: La mayoría es víctimas de violencia intrafamiliar y prefieren las armas blancas

Aunque son el "sexo débil", la historia policial chilena está marcada por homicidios que incluyen descuartizamientos y baleos. La mayoría ha sido en defensa propia.

22 de Febrero de 2007 | 14:10 | María Teresa Solinas, El Mercurio Online

SANTIAGO.- Que las mujeres comenten menos homicidios que los hombres está comprobado. Las estadísticas policiales al respecto señalan que el 92,4% de los casos de asesinatos es hecho por manos masculinas.


Sin embargo, en Chile -en las últimas semanas- bajo diferentes circunstancias, tres mujeres fueron detenidas por este tipo de crímenes.


El 12 de febrero, Caroleyn Alarcón baleó con 19 tiros a dos sujetos que ingresaron a su casa. Su abogado esgrimió la legítima defensa. Dos días más tarde, justo en el Día de San Valentín, Sandra Paredes apuñaló a su pareja. Mientras que el 15 de febrero, la policía detuvo a Maribel Bustamante, quien estaba prófuga de la justicia hace un año, tras matar a un hombre luego de asaltarlo.


Según explica el patólogo forense de la Brigada de Homicidios (BH) Metropolitana, doctor José Belletti, "no hay que sorprenderse tanto, lo que se ha visto en las últimas semanas es totalmente excepcional. Lo que representa la situación real es el crimen de la mujer que mató al conviviente, que es peruana, lo que demuestra que esto es una situación universal y no sólo se da en Chile".


Tres asesinatos diferentes que grafican los tipos de homicidios más comunes en los que las mujeres se ven envueltas. Las causas y formas en que ocurren las muertes tienen diferencias sustanciales, dependiendo del sexo de quien comete el crimen.


¿Por qué matan las mujeres?


El principal móvil de un homicidio cometido por una mujer tiene que ver con hechos de violencia a los cuales han estado sometidas durante largo tiempo al interior de su hogar, generalmente en manos de su pareja.


De esta forma, "llega un momento en que el límite de tolerancia se ve sobrepasado" –señala el especialista- y es cuando asesinan a quienes las han sometido por tantos años.
Según agrega el jefe de la BH Metropolitana, Gilberto Loch, "en general participan en homicidios de violencia intrafamiliar que se repiten en el tiempo, en que una mujer aguanta por la dependencia económica, y eso es hasta un marco de tolerancia".


"No se trata de mujeres que estén locas ni nada, sino que simplemente han soportado una carga de agresión histórica", agrega Belletti.


"Cuando cometen el delito es después de varios años de soportar agresiones, malos tratos a ella y su familia. En más de alguna ocasión, este hombre no sólo llega a la agresión física y psicológica, sino también violencia sexual, fundamentalmente hacia las hijas. El 98% de las mujeres comete homicidios bajo este contexto", argumenta.


Asimismo, el profesional agrega que estas mujeres no sólo han estado sometidas a la violencia de su pareja, sino que cuentan con todo un "historial" de agresiones con las cuales han vivido desde su infancia.


"Muchas de estas mujeres tienen historias de larga data, son hijas de madres que vivieron esta misma situación, donde el aspecto cultural pesa muchísimo, por lo tanto, todas esas cosas facilitan el que ellas aguanten tantas agresiones por parte de su pareja", señala.


El médico agrega que en el caso de estas mujeres "el homicidio es el resultante de la capacidad de tolerancia que ha sido sobrepasada".


Preferencia por armas blancas


Otra de los patrones comunes que se encuentran en los homicidios cometidos en manos femeninas, tiene relación con el tipo de arma que utilizan.


La mayoría de las mujeres opta por los cuchillos. Según explica el patólogo forense, esto se debe a la "familiaridad" que tienen con el arma blanca, ya que lo utilizan diariamente en la cocina.


Asimismo, el especialista destaca que las mujeres tienen poco acceso a armas de fuego, por lo que tampoco conocen muy bien cómo funcionan.


En hechos de violencia intrafamiliar, tampoco es raro que las mujeres no sólo utilicen las armas blancas para apuñalar a sus víctimas, sino que algunas optan por la técnica del descuartizamiento, tratando de borrar las evidencias o también para facilitar el traslado del cuerpo sin vida.  
 
"La gran mayoría de las mujeres que descuartizan a sus víctimas, lo ha hecho con el único afán de reducir el tamaño del cuerpo para que sea más fácil botarlos. Es parte de la desesperación", explica Belletti.

Otras causas

Un porcentaje inferior de los homicidios cometidos por mujeres son en legítima defensa. Mientras que una mínima parte de estos delitos son dentro "de una estructura delictual, o sea, cuando cometen algún tipo de ilícito como robo o asalto, por ejemplo", según explica el experto de la Brigada de Homicidios.


No obstante, también existen casos en los cuales la mujer se ve envuelta en un triángulo y participa como cómplice del asesinato, o donde la mujer es violenta y es ella quien maltrata a su pareja y termina asesinándolo. "Pero no son tan comunes", añade Belletti.


El caso más reciente de defensa propia es el de Caroleyn Alarcón (27). La mujer mató a dos sujetos que ingresaron a su hogar, disparando 25 tiros, 19 de los cuales quedaron repartidos en los cuerpos de los jóvenes.


Según señaló Alarcón, ella actuó en defensa propia, debido a que se encontraba junto a sus hijos y su padre, cuando ambos individuos ingresaron de manera violenta a su hogar.

El 6 de junio de 1923 se registró uno de los descuartizamientos más recordados en la historia criminal de nuestro país.

Flotando en las "cajitas" de agua de la Plaza Italia –que son los canales del alcantarillado que se ubicaban donde hoy está la Escuela de Derecho de la Universidad de Chile- apareció un misterioso bulto. Era la pierna izquierda de un hombre, doblada y amarrada con cañamo.

Luego de que la policía encontró diferentes partes del cuerpo del sujeto desconocido, se concluyó que se trataba de Efraín Santander Jara (47), quien murió en manos de su esposa, Rosa Caviedes (32).

La mujer lo descuartizó tras estrangularlo por una violenta discusión que ambos tuvieron. Caviedes partió el cuerpo en la misma mesa de su comedor, distribuyendo después las partes por diferentes lugares de Santiago. 

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