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Campaña peruana contra los atrasos reflota la clásica impuntualidad de los chilenos

Frases como "al tiro" o "te llamo en una ratito más", son reflejo de una característica transversal de los chilenos. Un sociólogo y un empresario repasan los orígenes y el impacto de esta práctica que está lejos de ser erradicada.

02 de Marzo de 2007 | 13:55 | Alejandra Torres, El Mercurio Online
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El Presidente peruano, Alan García, inició una campaña para terminar con la impuntuabilidad en su país.

EFE

SANTIAGO.- En Perú están en pie de guerra contra la impuntualidad. El mismo Presidente Alan García fue quien inició una campaña, llamada "Perú, la hora sin demora", destinada a terminar con los atrasos crónicos que tantos problemas le traen al vecino país.


A pesar de los kilómetros que separan a Chile de Perú, el tema de la impuntualidad no conoce de fronteras y la iniciativa vecina sirvió para recordar que Chile también sufre, y mucho, las consecuencias de este mal.


Clásicas frases como "altiro", "nos vemos luego" o "de ahí te llamo" demuestran que los chilenos no están acostumbrados a cumplir con horarios y que, en general, la puntualidad no es uno de sus fuertes.


El sociólogo Manuel Antonio Garretón, lo confirma: "Ninguna reunión comienza a la hora. Las horas de entrada a los trabajos son relativamente flexibles".


Roberto Fantuzzi, presidente de la Asociación de Exportadores de Manufacturas (Asexma), cree lo mismo, y enfatiza que esta característica tan chilena afecta la productividad del país.


"Cuando uno llega tarde, además, hace perder tiempo a los demás… Más aún cuando uno está peleando la 'chaucha'. En este tipo de actividades (empresariales) es sumamente importante cuidar el tiempo", afirma.


Las razones


Para el sociólogo, las razones de esta impuntualidad serían dos. "Una de tipo cultural. El predominio de orientaciones ancestrales que vienen del mundo rural donde la dimensiones tiempo-espacio, que son básicas en la puntualidad, son muy relativas. El ‘a la vueltecita de la loma’ o ‘al caer la tarde’, son expresiones para marcar lugares y horarios absolutamente aproximados", explica.


A juicio de Garretón, cuando ese tipo de visiones se traslada al mundo urbano, lo que ocurre es que las instituciones pierden "respetabilidad" y se "deja de creer en ellas".


Así, la impuntualidad pasa a ser una "falta de respeto, al otro y a uno mismo" que lleva a problemas sociales. Lo mismo cree Fantuzzi, para quien la falta de educación de los chilenos es la gran responsable de la impuntualidad.


La otra causa sería de tipo estructural. Las normas o leyes "flojas" que rigen esta sociedad obligarían, según el sociólogo, a recurrir a relaciones de comprandazgo o de amistad.


"Lo que hay detrás de esto es una sociedad que cumple mal sus compromisos y que no se hace responsable. El 'nos estamos viendo' y todo este tipo de frases ocultan compromisos reales", sostiene el sociólogo Manuel Antonio Garretón.


Obligados a cambiar


Pero no todo está perdido y hay cambios en curso. La instauración de normas e instituciones con horarios fijos podrían hacer que los chilenos se transformaran en personas puntuales.


"Estos aspectos van a tener que cambiar con transformaciones culturales. Por ejemplo, Transantiago va a significar un gran avance en materia de puntualidad. La gente va a tener que adaptar su estilo a una cuestión estructural que es los tiempos fijados", explica el sociólogo.


Garretón afirma que esta situación se da en todo nivel. Por ejemplo, en los sectores altos se han visto obligados a la puntualidad en los aeropuertos o en las reservas de los restaurantes. En los sectores medios, el pago de créditos obliga a cumplir con ciertos plazos. Y en los sectores populares el nuevo sistema de transporte los obliga a establecer nuevos horarios.


Por lo tanto, según Garretón, las transformaciones estructurales van a obligar a ciertos cambios culturales. "La puntualidad no es valor en sí, sino que llega a serlo cuando las transformaciones culturales llegan a valorarlo", señala.


"En la medida en que primen los factores que tienen que ver con el respeto a los derechos del otro, mi impresión es que la puntualidad va a salir como consecuencia estrictamente necesaria", añade.


Sin embargo, Chile  no es el único país en Latinoamérica que tiene este problema.


Mal latinoamericano


Perú no es el único país latinoamericano que ha intentado terminar con la impuntualidad. En Ecuador, el ex Presidente Lucio Gutiérrez (2003-05) ya intentó una cruzada similar para ese mal que causaba pérdidas de 2.300 millones de dólares anuales a su país.


En Bolivia, Evo Morales busca desarraigar esta costumbre predicando con el ejemplo, al iniciar a las cinco de la mañana en punto su jornada laboral y concluirla a la medianoche.


"La impuntualidad es un problema cultural, una tradición que nos viene desde la época de la colonia (española) en todos los países latinoamericanos; no hemos aprendido a maximizar el uso de nuestro tiempo y no asumimos los costos". Ese es el diagnóstico del consultor del Instituto Mexicano para la Competitividad, Manuel Molano, respecto a la puntualidad, o mejor dicho, impuntualidad de los latinoamericanos.


"Aunque todos repetimos el dicho de que el tiempo es oro casi siempre no lo reflejamos en nuestras actividades, ni respetamos el tiempo de los demás, lo que se refleja en el desempeño y en los resultados", declara el experto a la agencia EFE.

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