SANTIAGO.- El ministro del Interior, Belisario Velasco, informó esta mañana que el Gobierno está al tanto del secuestro que afectó a un empresario chileno en Perú y manifestó la preocupación del Ejecutivo ante este caso y el que vivió otro compatriota en el mismo país hace un mes, por lo que pidió a la embajada en Lima que se encargue de esta situación.
"De acuerdo a los informes preliminares entregados por la policía habría dos chilenos que habrían sido afectados por secuestro en el último mes en Perú. Uno es el señor Bernardino Palleres, que desde el hospital de Tacna en el día de hoy señaló que había sido secuestrado hace un mes por narcotraficantes y que debido a un cuadro de apendicitis aguda, habría sido dejado en libertad, tras lo cual concurrió al hospital de Tacna. El otro caso es el del señor Christian Sufán, que habría sido plagiado ayer a la salida de un restorán", dijo Velasco.
"Todos estos antecedentes están en conocimiento del Ministerio de Relaciones Exteriores que ha pedido a la embajada de Chile en Lima que se ocupe de estas dos situaciones que nos importan", agregó el secretario de Estado, quien aseguró que por el momento no tiene más antecedentes del caso.
De esta manera, el embajador Cristián Barros deberá informar a la Cancillería sobre los hechos conocidos este miércoles.
Según confirmaron hoy fuentes policiales en Lima, el empresario chileno Christian Sufán, quien había llegado hace seis meses a la capital peruana, fue aprehendido poco después de abandonar, junto a su socio mexicano Adrián del Paso, un conocido restaurante situado en el distrito limeño de Barranco.
Un portavoz de la Dirección de Investigación Criminal de la Policía Nacional del Perú (Dirincri) dijo que la investigación del caso tiene "carácter reservado".
El vehículo de Sufán fue interceptado cerca de las 22:00 horas local del martes (03:00 GMT del miércoles) por tres hombres armados, que lo obligaron a abordar su camioneta.
Los sujetos lo retuvieron por algunas horas, robándole celulares, dos laptops y otras especies, para luego abandonarlo en una calle de Santa Catalina en buenas condiciones.