SANTIAGO.- Cuarenta días después de su puesta en marcha, se han registrado más de 120 protestas contra el nuevo sistema de transporte de la capital chilena, con un nivel de violencia cada vez mayor, principalmente en las barriadas periféricas, las más afectadas por la falta de autobuses, señala un despacho al exterior de la agencia AFP.
Un menor de 15 años fue baleado el jueves en medio de una manifestación en la populosa Villa Francia, una conflictiva población ubicada en el oeste de Santiago, donde cada día se producen enfrentamientos con la policía.
El joven fue impactado en el cuello y tórax y se recupera en un hospital, aunque los médicos ya advirtieron que quedará inválido.
Mientras tanto en la comuna de Lo Barnechea, en el este, un grupo de vecinos intentó atropellar a agentes policiales apostados en el lugar lanzando pendiente abajo una camioneta que permanecía estacionada. El vehículo no logró herir a los policías, pero terminó su carrera incrustándose en una vivienda que quedó totalmente destruida.
Protestas similares contra el nuevo sistema de transporte se han repetido en el sector de Pudahuel Sur, Puente Alto y la población Lo Hermida, ubicados todos en la periferia de la capital chilena de seis millones de habitantes.
En total unas 120 manifestaciones, en las que participaron cerca de 8.300 personas, se han registrado desde la puesta en marcha el 10 de febrero del nuevo plan de transporte, Transantiago, que modificó todos los recorridos de autobuses.
Las protestas se iniciaron el mismo día, por un descontento generalizado por la falta de autobuses que provoca largas esperas a los pasajeros, con un saldo hasta ahora de 45 detenidos, según cifras policiales.
Las manifestaciones preocupan a las autoridades. "Claramente hay gente que está activando el clima de protestas", dijo la intendenta de Santiago, Adriana Delpiano.
"La gente puede manifestar su molestia o su agrado, pero no tienen ningún derecho a afectar la seguridad del resto de los ciudadanos", señaló por su parte el subsecretario del Interior, Felipe Haboe.
El plan, que por su complejidad fue retrasado en al menos tres ocasiones, redujo el parque de autobuses de 8.000 a 5.600, aunque las autoridades han denunciado que circulan unos 1.000 vehículos menos de los comprometidos por los operadores privados.
Además de disminuir el número de autobuses, el sistema fomenta la integración de los distintos recorridos con el metro, que ahora opera a máxima capacidad.
Transportando a cerca de dos millones de pasajeros por día, el hasta ahora elogiado Metro de Santiago se encuentra a medio colapsar, con una gran congestión de pasajeros que obligó incluso a cerrar momentáneamente en hora punta estaciones como Baquedano o Tobalaba.
Las aglomeraciones en el metro y la falta de autobuses incentivaron además el uso de los automóviles particulares, que colman las calles, provocando grandes congestiones.
El sentido original del nuevo sistema buscaba, contrariamente, disminuir el parque automotor que circulaba por Santiago, calculado en más de 1,5 millón de automóviles.
El descontento popular llevó a la presidenta Michelle Bachelet a anunciar hace una semana un paquete de 23 medidas de ajustes para mejorar el funcionamiento del sistema, con la extensión del horario de atención del Metro y la inyección de nuevos autobuses.