SANTIAGO.- Si está preocupado por los problemas que ha tenido el aeropuerto de Ezeiza, en Buenos Aires, donde su radar no está funcionando hace ya varios días, quédese tranquilo, pues la Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC) explicó hoy que esta falla es relativamente normal en los aeropuertos y los vuelos se pueden realizar de manera regular, aunque con flujos más lentos.
"Un aeropuerto sí puede operar sin radar manteniendo el estándar de seguridad, pero el flujo es más lento porque se debe aumentar la separación entre aeronaves", señala el organismo ante la cercanía de Semana Santa, cuando se espera una gran afluencia de turistas chilenos a Argentina.
Un radar es un equipo tecnológico que permite visualizar en pantallas y con total precisión, la posición de las aeronaves en el área terminal, tanto para despegues como aterrizajes.
En caso de que esta tecnología deje de funcionar, las actividades de control de tráfico aéreo pueden ser reemplazadas por procedimientos manuales tal como está haciendo Ezeiza desde el 1 de marzo, cuando un rayo cayó sobre el radar de la principal pista de Argentina.
El mecanismo manual se basa en las comunicaciones continuas entre el controlador de tránsito aéreo y el piloto, además de los reportes de posición que hace este último, para dirigir el avión hacia la pista sin riesgo de colisiones con otras aeronaves.
Operar con radares, sin duda, permite controlar mayor cantidades de aviones en el mismo espacio. De acuerdo a estándares de la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI), debe haber una separación mínima entre aviones de 5 millas, lo que corresponde, aproximadamente a 1 minuto de vuelo, dependiendo del tipo de avión.
En la situación actual, la distancia para los despegues aumenta a 6 minutos aproximadamente, y a 8 para los aterrizajes.
La DGAC indica que los radares deben ser sometidos a mantenimientos periódicos, pero también están expuestos a fallas imprevistas que pueden requerir un mantenimiento mayor que los deja fuera de servicio por varios días, lo que obliga a emplear el sistema manual con el consecuente impacto en los tiempos.
Chile cuenta con una red de radares que cubre casi todo el territorio nacional, y en el aeropuerto de Santiago existen sistemas redundantes, lo que significa que esta área está cubierta por tres radares que minimizan la posibilidad de quedarse sin este servicio.