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Cardenal Errázuriz recuerda visita de Juan Pablo II en mensaje de Pascua

El arzobispo de Santiago habló el encuentro del Pontífice con los jóvenes chilenos y enfatizó que en la sociedad "la última palabra la tienen el amor y la vida".

07 de Abril de 2007 | 22:09 | El Mercurio Online
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El cardenal Francisco Javier Errázuriz recordó a los fieles católicos que el amor y la vida tienen la última palabra.

Héctor Yáñez, El Mercurio
Mensaje completo del cardenal Errázuriz

SANTIAGO.- Recordando el vigésimo aniversario de la visita del Papa Juan Pablo II, el cardenal Francisco Javier Errázuriz entregó su tradicional mensaje de Pascua de Resurrección, en el que habló directamente a los jóvenes y recordó a la población que males de la sociedad "no tiene la última palabra".

Errázuriz recordó que en el paso del fallecido Pontífice, "los jóvenes le expusieron en el Estadio Nacional los síntomas de debilidad, de enfermedad y aún de muerte espiritual en nuestra sociedad y en el mundo. El día anterior había escuchado males semejantes en La Bandera. Los conocía y compartía el sufrimiento".

"A ese mundo juvenil, y a todo Chile que seguía sus pasos día a día, minuto a minuto, el Peregrino de la Paz le habló de Cristo como autor de la vida", agregó el cardenal sobre la visita del Papa, subrayando que en estas fechas "lo recodamos a él y su siembra de esperanza".

Errázuriz enfatizó en su mensaje que los diversos males presentes en la sociedad no pueden sobreponerse al amor. "La violencia, la separación, la injusticia, la falsedad, la muerte y el mal no pueden tener la última palabra. No pueden tenerla, y no la tienen. La última palabra no la tiene el odio sino el amor, tampoco la muerte pero sí la vida; no la tiene la enemistad sino la reconciliación, tampoco la mentira pero sí la verdad, no la tiene la violencia sino la paz", manifestó el sacerdote.

El cardenal arzobispo de Santiago continuó diciendo que "es el mismo Señor que nos invita a escuchar los latidos de la vida nueva en nuestro interior, de la verdad en nuestra mente, de los proyectos solidarios en nuestro corazón y en nuestras manos, y los latidos de la confianza y de la fidelidad en el hogar. Él mismo nos llama desde los hermanos, esperando nuestra ayuda".
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