SANTIAGO.- En 1879, en plena Guerra del Pacífico, un próspero minero boliviano tomó la decisión de defender la ciudad de Calama –que en ese entonces pertenecía a su país- de las tropas chilenas.
Aunque Eduardo Abaroa fracasó en su intento y Bolivia perdió 120.000 kilómetros cuadrados de territorio, su muerte, ocurrida el 23 de marzo durante la batalla de Topater, lo convirtió en el máximo héroe nacional en el vecino país y adquirió rango militar.
Nacido en San Pedro de Atacama, en varias ocasiones fue elegido miembro del Concejo Municipal de esta ciudad, se casó con Irene Rivero y tuvo cinco hijos.
Cuando Bolivia reclutó voluntarios para defender Calama, Abaroa estuvo entre los primeros que se alistaron, siendo designado segundo jefe y con la misión de impedir el paso de los chilenos por el puente del Topater.
Con 100 hombres precariamente armados Abaroa se enfrentó al ejército chileno que tenían a 1000 efectivos organizados.
Minutos antes de morir, un capitán chileno le habían conminado a rendirse, a lo que Eduardo Abaroa, respondió: ¿Rendirme yo? ¡que se rinda tu abuela, carajo!.
El valiente prócer es recordado cada 23 de marzo con la conmemoración del Día del Mar en Bolivia.
La cercanía con Chile no sólo está dada por esta batalla, ya que cuatro generaciones lo separan del fallecido patriarca de una de las principales familias de empresarios chilenos, Andrónico Luksic, quien era hijo de Elena Abaroa, nieta de Andrónico Abaroa, uno de los cinco hijos del líder paceño.
En 1952, las tropas chilenas le rindieron por primera vez honores cuando sus restos fueron trasladados desde el Cementerio de Calama a La Paz.
Este martes, el homenaje será encabezado por ministros de Defensa de Chile y Bolivia, José Goñi y Walker San Miguel, quienes descubrirán una placa recordatoria en el Regimiento Topater, acompañados por los comandantes en jefe de los ejércitos de ambos países, Óscar Izurieta y Freddy Bersatti.