Clases de computación y un cyber café tienen los ciegos para entretenerse en la biblioteca.
Emol.comSANTIAGO.- Hay cierta ansiedad en el ambiente en la pequeña casa del número 165 en la calle Rafael Cañas, en Providencia. En su interior, una decena de ciegos se mueve a sus anchas sin tropezar con nadie, ni siquiera con los desconocidos visitantes, a quienes por cierto saludan de inmediato.
Es mediodía y la Biblioteca Central para Ciegos, la única que hay en Chile en su tipo, funciona a plenitud, mientras se prepara la celebración por sus 40 años. Por eso la ansiedad, aunque las alumnas de la clase de computación siguen con su rutina en un "coffe break". En una sala contigua suena el 'tac-tac' de la impresora dando volumen a las hojas lisas con la escritura Braille.
Pero lo que llama más la atención es el resonar de los teclados al tiempo que una voz robótica y españolizada sale por los parlantes "leyendo" las páginas web. Es el "cyber café", donde seis ciegos aprovechan su tiempo libre para "mirar" la prensa, revisar su mail o incluso chatear por messenger.
Así como se lee. Verlos presionar las teclas velozmente resulta tan impresionante como notar que sus pantallas están apagadas. Claro, navegan sin mirar el monitor. No lo necesitan.
En vez de eso, usan grandes audífonos o prestan mucha atención a los parlantes. Por ahí, reciben la información necesaria: en qué página están, qué botón pueden apretar, qué dice el titular de la noticia, qué les respondió su contacto en el chat.
Gracias al software JAWS, el más popular lector de pantallas del mercado, los ciegos pueden navegar sin problemas por Internet.
"Sin duda es un gran avance, porque no sólo los vuelve más hábiles, sino que les abre oportunidades laborales", cuenta Jorge Opazo, presidente del directorio de la biblioteca. Ciego desde hace 28 años, su vida como ingeniero dio un giro radical. Los fructíferos negocios que manejaban debió cambiarlos por uno cuantos libros en Braille (naipe incluido) y por cierto el JAWS en su PC. Hoy encabeza los proyectos que convirtieron una desordenada bibloteca en un lugar donde el ciego puede crecer.
Lo reconocen todos. Anita Huincaleo tiene 25 y su visión es limitada. No le complica para ir a la universidad, pero prefiere acudir a clases de computación para aprender a escribir más rápido y sin la necesidad de forzar la mirada ante la pantalla. "Este lugar, que yo ni siquiera sabía que existía, es para mí como respirar, nos da oportunidades en un mundo donde la gente normal no se da cuenta de lo que sufrimos", dice visiblemente emocionada.
Tiene razón. Es muy difícil imaginar vivir a ciegas. Basta cerrar los ojos por unos minutos y pensar que es así por siempre para desear abrirlos y aprovechar de admirar lo que podemos ver.
Por eso no se entiende que una institución tan importante como esta cuente apenas con la colaboración permanente de apenas siete voluntarios. Aunque son varios más los que rotan y ayudan con las grabaciones de novelas en audio o con la mantención de los PC, siguen siendo pocos para una biblioteca tan vital, no sólo para quienes la visitan, sino para cientos de menores ciegos que reciben sus libros escolares en Braille, impresos en este lugar.
Es el reclamo que eleva Opazo con su voz. "La autoridad no ha tenido una preocupación con los ciegos. No basta con solucionar los problemas básicos de cómo desplazarse o cómo leer. En un mundo tan competitivo, un ciego no tiene chances de ganar un puesto de trabajo ante una persona vidente", justifica.
Más allá de ese dolor interno que llevan, en la Biblioteca Para Ciegos piensan en nuevos proyectos para impartir clases de guitarra o baile, en nuevas ampliaciones del hogar y en dar a conocer, cada vez a más gente, sobre su misión: dar luz a los que no ven.
Lo más fácil es convertirse en voluntario o socio cooperador, lo que no sólo permite aportar dinero, sino también prestar ayuda en clases de lectura o computación, así como grabación.
La biblioteca recibe donaciones de libros, aportes de empresas privadas y dos veces al año organiza una colecta metropolitana.
Los 40 años (se inauguró el 8 de junio de 1967) serán merecidamente celebrados. El próximo 26 de junio, a las 10:00 horas, tendrán una convivencia en el cine Hoyts de La Reina, donde se leerán testimonios y se hablará de los nuevos proyectos. "Los ciegos serán los protagonistas", resume Irma Parodi, gerenta de la biblioteca.