Fuegos artificiales marcaron el emocionado adiós a Chuquicamata

CALAMA.- Con fuegos artificiales y la emoción hasta el llanto de cientos de personas se vivió la última noche del campamento minero de Chuquicamata.

A la medianoche, el cielo se iluminó con estrellas y cascadas de luces multicolores que marcaron el fin de 90 años de historia del poblado donde generaciones de chilenos vivieron junto al mineral que empezó sus faenas de extracción de cobre dos años antes.

En el campamento las familias mineras tenían todo a su alcance, incluyendo el hospital que en una época fue el más moderno de Chile. Allí estaban las escuelas para sus hijos, las pulperías para abastecerse, la iglesia, el cine y las plazas con juegos y con algo de verde en medio del desierto.

Las luces de los fuegos artificiales permitieron iluminar las calles y construcciones del campamento minero más antiguo del mundo y familias completas lloraron porque quedaron atrás los escenarios y paisajes de sus penas y alegrías, de sus sueños y del esforzado trabajo.

La emoción y la nostalgia igual superó a las expectativas de tener en Calama viviendas propias y mejores condiciones ambientales, ya que en Chuquicamata las labores extractivas causan una nube de polvo y ya no hay espacio para el crecimiento de las faenas.

Pero algo se salvará del poblado. El centro histórico quedará como museo abierto para el recuerdo de los que estuvieron allí y el conocimiento de las futuras generaciones.