SANTIAGO.- Los grandes casos judiciales suelen concitar la atención de todos. Pero de alguien en particular: del "Hombre del cartel", quien saltó a la fama al destaparse el caso MOP portando una solitaria pancarta donde escribía consignas en contra de los implicados y sospechosos.
Esta vez fue el caso Riggs el que hizo viajar a Bernardo Córdoba desde Rancagua a la capital, para dirigirse a los penales donde se encuentran recluidos los hijos de Pinochet, cuyo procesamiento y detención fue dictado ayer por el juez Carlos Cerda.
Fue en el Centro de Orientación Femenina -donde permanecen Lucía, María Verónica y Jacqueline Pinochet Hiriart- en el que Córdoba protagonizó un extraño y peligroso espectáculo, al interponerse en la ruta del automóvil en que Rodrigo García Pinochet y sus primas se retiraban del recinto tras visitar a sus parientes.
Cuando el vehículo comenzó a moverse, apareció en escena el "hombre del cartel", quien con un panfleto que decía "Pinochet y su mafia de hijos ladrones" se puso delante del vehículo obligándolo a detenerse, mientras gritaba a los pasajeros que la suya era una "familia de ladrones".
En una actuación que se extendió por cerca de tres minutos, Córdoba se tiró al suelo delante del vehículo y comenzó a gritar "mátenme ladrones", mientras era grabado, fotografiado y filmado por todos los medios que estaban en el lugar.
Luego de su minuto de fama, la otrora pesadilla de Patricio Tombolini, finalmente se hizo a un lado y el vehículo pudo avanzar.